El tren de pasajeros que unía Rosario con Cañada de Gómez dejó de circular en noviembre de 2024, y desde entonces, el silencio oficial y la falta de avances han despertado preocupación entre usuarios, referentes ferroviarios y representantes políticos. Cinco meses después, el ramal permanece inactivo y las posibilidades de reactivación parecen cada vez más lejanas.
Consultado en el Congreso por el diputado santafesino Eduardo Toniolli, el jefe de Gabinete de la Nación, Guillermo Francos, aseguró que la suspensión responde a “la falta de material rodante disponible” y que actualmente “se está llevando adelante una evaluación técnica, económica y operativa para recuperar las formaciones necesarias”. Sin embargo, no se ofreció ningún plazo concreto para su eventual regreso.
El legislador de Unión por la Patria compartió la respuesta oficial en sus redes sociales y la calificó como una excusa sin sustento. “Mienten: hay formaciones que se usaron en otros ramales como Maipú–Pinamar y Once–Pehuajó que podrían adaptarse fácilmente. El gobierno nacional está ejecutando un nuevo ferrocidio, y esta vez empieza por el interior del país”, advirtió Toniolli, apuntando también contra la falta de reacción del gobernador santafesino Maximiliano Pullaro.
El tren, que había sido reactivado en agosto de 2022 tras más de cuatro décadas sin funcionar, cubría el trayecto entre Rosario Norte y Cañada de Gómez, con paradas en Funes, Roldán, San Jerónimo Sud, Carcarañá y Correa. En ese corto tiempo logró captar un número significativo de usuarios, muchos de ellos estudiantes, trabajadores y familias que encontraban en el servicio una alternativa económica y confiable frente al transporte automotor.
Según Mariano Antenore, referente de la Asociación Rosarina Amigos del Riel, el tren movilizaba unos 20 mil pasajeros mensuales. “Era un número que iba en crecimiento, incluso con solo tres frecuencias diarias y sin operar los domingos. Había una aceptación real de parte de la gente. Se generaban conexiones útiles en todas las estaciones del recorrido, no solo entre cabeceras”, remarcó.
Para Antenore, la desaparición del servicio dejó un vacío en la movilidad regional que no fue compensado por ninguna otra opción: “Lo que queda es el transporte por colectivo, con tarifas muy elevadas y frecuencias irregulares. El impacto se siente especialmente en las localidades intermedias”.
Desde Trenes Argentinos, la empresa estatal a cargo de los servicios de pasajeros, el ramal Rosario–Cañada de Gómez sigue figurando oficialmente como “cancelado”. La provincia, por su parte, guarda silencio. Organizaciones ferroviarias insisten en que existe una Ley de Ferrocarril Provincial que podría ser activada para asumir un rol más protagónico desde Santa Fe.
“La provincia tiene una Secretaría de Movilidad y una Unidad Especial de Transporte Ferroviario. Deberían al menos comunicar si hay algún trabajo en marcha. No se puede mirar para otro lado mientras se desmantelan servicios esenciales”, concluyó Antenore.
En medio de la incertidumbre, lo cierto es que el tren que supo conectar a miles de personas en el centro santafesino hoy permanece detenido, sin fecha de regreso ni señales claras de reactivación.