La ola de robos de cables, ya sean de alta tensión o no, sigue generando preocupación en distintas localidades.
En un hecho que podría calificarse como insólito, un transformador recién instalado por la Empresa Provincial de la Energía (EPE) fue sustraído apenas 18 horas después de haber sido colocado en inmediaciones de la autopista que cruza la localidad.
El robo del transformador original ya había causado consternación entre los vecinos, pero la sorpresa fue mayor cuando, al regresar al lugar al día siguiente, los trabajadores de la EPE se encontraron con el transformador nuevo tirado en el suelo, desarmado y con sus elementos internos removidos.
Este incidente, más allá de su singularidad, refleja la audacia y la impunidad con la que operan los delincuentes en casos de robo de materiales eléctricos. Además, pone en evidencia la necesidad de reforzar la seguridad en las áreas de infraestructura crítica, como las instalaciones eléctricas, para prevenir futuros episodios similares.