Volver a los orígenes, quizas sea el mensaje que se bajó desde el equipo de producción de la serie luego del fracaso estrepitoso que brindó la season 6 que tuvo muy pocos likes de una comunidad que se sintit defraudada.
Desde sus comienzos en el Reino Unido, por fuera de Netflix, Black Mirror nació para convertirse en una serie de culto, con historias unitarias a las cuales las unía el hilo conductor de ser utopías tecnológicas que podían llegar a cumplirse.

Casi como una profecía, cada capítulo nos presentó a lo largo de sus temporadas, distintas distopías con respuestas a preguntas vinculadas a que pasaría con la humanidad ante el crecimiento exponencial de la tecnología. Varios de estos capítulos terminaron siendo una confirmación de cosas que hoy comenzaron a volverse habituales, como la interacción con pantallas, las diferencias sociales que se generan entre personas con muchos o pocos likes o la presencia de perros robóticos en los entornos urbanos.
Todo esto funcionó hasta la temporada número 6, en donde en un intento de innovación, el agregado de dos capítulos con vinculación al género sobrenatural y terrorífico, atrofiaron por completo el aura de la serie. A juzgar por las imagenes del trailer, Netflix tomó nota de sus errores, y desterró por completo los rastros de terror sobrenatural de las tramas.