La nueva crisis de seguridad que atraviesa la provincia de Santa Fe puso a prueba a todo el arco político, a los de ayer y a los de hoy. Con mayor o menor grado de sensibilidad, los principales referentes nacionales reconvirtieron sus discursos.
El gobernador Pullaro y su ministro defendieron su accionar “bukelista“, en línea con la dueña de la marca “mano dura” en el país, Patricia Bullrich. A la vez, Milei anunció que está listo un proyecto de ley para habilitar que las Fuerzas Armadas trabajen en tareas de seguridad interna, prohibido por la legislación actual. El proyecto no solo genera rechazo en la oposición sino también dentro del propio oficialismo. Villarruel ya advirtió hace tiempo que el involucramiento de las FF.AA. en dichas tareas acarreará sanciones legales para los uniformados. Una discrepancia más entre el presidente y la vice. ¿Les recuerda a algo? Hoy la relación entre ambos atraviesa su peor momento, producto de las tensiones por el reciente rechazo al DNU Bases en el Senado que preside Villarruel.
Pese a la advertencia previa del mismísimo Bukele y el reciente mensaje de su ministro de seguridad, Gustavo Villatoro, Bullrich y Pullaro no se bajan del barco que importa el modelo de El Salvador.
El ministro de Seguridad de El Salvador llamó a Bullrich y le dijo que fue un grave error la foto "a lo Bukele" en las cárceles santafesinas: "solo lo podés hacer cuando las bandas están neutralizadas y tenés el control total de la calle".
— Juan Manuel Karg (@jmkarg) March 14, 2024
Lo informa Pablo de León en Clarín, hoy pic.twitter.com/c1Uxasdxb9
Sergio Berni se reunió con la ministra y le propuso un apoyo logístico de las FF.AA., pero señaló que el involucramiento de las Fuerzas en el “combate al narcotráfico” sería equivalente a tratar un problema de la vista con un ginecólogo.
Hasta ahí, vicios legítimos de la política, desencuentros entre posturas, movilización de la opinión pública en torno a la aprobación o rechazo de las propuestas esgrimidas, nada fuera de lo común. Siga, siga.
En medio del caos rosarino, Milei, aún en campaña, dejó un rato en paz a los radicales y volvió a cargar las tintas contra el socialismo, no cualquier socialismo esta vez, el santafesino, y contra el infaltable kirchnerismo. Movimiento lógico, ya que el convite al Acuerdo de Mayo fue dirigido a los gobernadores y no a los legisladores.
Desde el socialismo fustigaron a Milei con altura, la diputada Mónica Fein contestó que por respeto a las familias que perdieron un familiar no iba a responder mentiras.
Por respeto a las familias de las víctimas y la situación extrema que atraviesa Rosario, que por mucho tiempo combatimos en soledad, no vamos a responder mentiras. No hay tiempo para eso. https://t.co/osoi5XW6cW
— Mónica Fein (@MonicaFein) March 11, 2024
Santa Fe hoy está gobernada por un frente tricéfalo, UCR, PS y PRO, en ese orden de relevancia. Es probable que los vínculos entre los espacios que comandan la provincia fluctúen en los próximos años por los posicionamientos y diálogos con el gobierno de Milei. Por ahora, desde el socialismo aseguran que no se mezclan lo nacional y lo provincial.
Retomando el ayer y el hoy
Además de reclamar por la pesada herencia santafesina, Milei se distanció de la problemática rosarina señalando que se trata de un tema correspondiente a la provincia y no a la nación. El desentendimiento evocó en muchos el recuerdo de Andrés “Cuervo” Larroque denunciando al narcosocialismo (igual término utilizó Milei días atrás). La lógica primaria de Milei parece no alterarse: la culpa de todos los males de la Tierra es del socialismo. Y su pasividad manifiesta busca recargar las culpas sobre el pueblo que eligió a dichos gobernantes. Demasiada insensibilidad para el padecimiento santafesino, la de ayer (2012) y la de hoy (2024).
https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-207295-2012-11-07.html
Además de la cumbre Berni-Bullrich, Kicillof anunció que la policía bonaerense asistirá a la provincia invencible con el envío de 400 uniformados. Además de comprender que el problema narco se puede nacionalizar y afectar a su provincia y a las demás limítrofes, el gobernador economista entiende que la construcción de poder político requiere este tipo de movimientos. Brindar ayuda, apoyos, logística, no solo en materia de seguridad, supone entender que los aliados priman por sobre la valentía y que a partir de ellos el poder de influencia de un mandatario o un estado puede crecer. La mayoría de los intentos provincialistas de pegar el salto y constituirse como alternativa ante la grieta se frustraron por haber antepuesto el lamento de “mantener vagos”, (entiéndase por vagos al conurbano o a las provincias del norte) por sobre la solidaridad con las demás provincias. Inclusive, desperdiciando la oportunidad de interpretar como una virtud colaborativa el hecho de asistir a esos “vagos”. Entender que la construcción de poder político no termina en el territorio de la propia provincia puede traer recompensas en un todavía lejano 2027.
Silencio ex presidencial
Mientras CFK, Alberto y Milei discutían por Twitter quién era el culpable del aumento de las dietas de los congresistas, Rosario coronaba lastimosamente una de las semanas más negras de su historia con un nuevo homicidio. Mauricio Macri guardó silencio sobre el asunto, al igual que Fernández y Fernández de Kirchner. Sin hacer juicios de valor, Argentina jamás tendrá ex presidentes que contribuyan con la interpretación del presente y la planificación del futuro, estos siempre estarán más abocados al pasado, y, especialmente, al suyo.
Caudillos sensibles
El accionar de los gobernadores si fue sensible. Al igual que con la disputa entre el chubutense Torres y Milei, los 24 mandatarios distritales cerraron filas a pesar de las diferencias partidarias y firmaron un comunicado que expresaba acompañamiento y colaboración con Pullaro. Hubo contundencia desde la primera oración: “El narcotráfico es un problema federal”. Mensaje político, como todos, para el presidente pero también para la sociedad, que, pese al hastío con la “casta”, buscará en este momento de crisis eficiencia y resultados en sus representantes antes que autocomplacientes perfos ideológicas.
