Un tribunal condenó este jueves, al término de un juicio oral, a Alan Federico “Ojón” Núñez y a Rodrigo Sebastián “Sebita” Romero a las penas de 22 y 17 años de prisión respectivamente por considerarlos autores de la ejecución de Kevin Jara, un joven de 20 años que tenía deudas con un transero que vendía para gente ligada a la banda de Los Monos.
El hecho por el cual ambos fueron condenados tuvo lugar el domingo 9 de diciembre de 2018 cerca del mediodía. Núñez y Romero, junto a Juan Manuel Giménez, por entonces menor de edad, asesinaron a Kevin “Ñengo” Jara en el vestuario abandonado de una canchita del club San Cayetano, en Pasaje Demestri 6022, luego de dispararle tres veces con una pistola 9 milímetros.
Según el testimonio su madre, Kevin tenía problemas de adicción y había sido amenazado por Núñez, quien vendía droga para Ariel Maximiliano “Chanchón” Cantero y Alexis Tartita Schneider, dos hijos del patriarca de la banda de Los Monos Ariel “Viejo” Cantero. Tanto Chanchón como Tartita se encuentran condenados por homicidios a 14 y 20 años, respectivamente.
La última vez que sus padres vieron a Kevin con vida fue el domingo por la mañana en los alrededores del Fonavi Rouillón y Seguí, a unas cuadras de su casa. Después de ese momento, el joven pareció esfumarse del barrio. No contestó mensajes y la búsqueda en lo de sus amigos y las consultas en la comisaría fueron en vano. La peor noticia llegó pasadas las 9 de la noche: un empleado del club San Cayetano encontró el cuerpo de Kevin en un vestuario, en medio de un charco de sangre.
“Él se iba a todos lados y volvía a las 10 o las 11 de la mañana. Vivía con nosotros y no trabajaba. Tenía un problema de adicciones desde los 18 años y no lo pudimos hacer tratar. Yo lo había visto a media mañana con dos pibes y dos chicas que no conocía. Fue la última vez”, contó entonces Laura, su mamá.
“Fue una investigación muy costosa; estuvo estancada en los primeros años”, indicó a la prensa el fiscal Alejandro Ferlazzo, a cargo de la pesquisa que primero instruyó Florentino Malaponte, hoy juez. En ese sentido se supo que, entre las pruebas incriminantes, existe una escucha entre Ojon Núñez y la madre de Tartita, Rosa Schneider.