La Provincia licitará a mediados de la semana que viene la compra de 100 pistolas de electroshock, otras 100 armas a base de dióxido de carbono que disparan proyectiles cinéticos, además de bodycam y cartuchos adicionales que serán destinados a la Policía. Cuyo presupuesto es de $ 1.669.567.867.
“Le estamos otorgando a la Policía una herramienta de control y defensa con una letalidad infinitamente menor a las armas de fuego, ya que si bien las armas no letales no existen, las de electroshock tienen una muy baja intensidad de corriente, que logra inmovilizar a quien recibe el disparo para ser reducido por el agente”, indicó el subsecretario de Tecnología y Equipamiento del Ministerio de Justicia y Seguridad, Armando Faraoni.
La pistola de electroshock, al ser disparada, lanza dardos que se enganchan en la ropa del agresor: están conectados a alambres que son alimentados por una batería recargable dentro del mismo dispositivo. Los dardos, al interceptar a la persona, trasladan una carga eléctrica que genera una parálisis muscular momentánea en el cuerpo de quien recibe el impacto, sin provocar lesiones de gravedad y permitiendo que el personal de seguridad pueda reducirlo.

El cuerpo de la persona a la que se le ha disparado recibe una descarga de 50.000 voltios con una intensidad de corriente menor de 4 mA (mili amperios). En ese sentido, Faraoni indicó que “no hay que asociar el voltaje con la letalidad, porque lo que hace letal a un arma es la intensidad de corriente, y en este sentido estas pistolas de electroshock transmiten menos intensidad de corriente que un desfibrilador, e incluso si se dispara a una persona que tiene un marcapasos, no la afectaría”.
Por su parte, las armas a base de dióxido de carbono disparan proyectiles cinéticos, municiones compuestas por un polímero que puede ser hueco o relleno de una sustancia irritante. De estas, el Gobierno santafesino comprará otras 100: 50 pistolas, 30 rifles y 20 rifles con tolva. “Este tipo de pistolas disuade a una persona que pone en riesgo una situación y la desactiva sin recurrir a un arma de fuego. Están pensadas para el personal de Infantería, es decir en otro tipo de contextos o conflictos”, explicó Faraoni.
En ambos casos, estas pistolas “son pensadas para los agentes caminantes y ese tipo de patrullamientos”, dijo el funcionario; y se recomienda el uso solo para reducir a personas que se encuentran en un estado de alteración o bajo efectos de estupefacientes.
A la compra de las armas, el Ministerio de Justicia y Seguridad también agregó la incorporación de cámaras corporales que se colocan en el pecho y graban desde 15 segundos antes del disparo. Según el subsecretario, “esto permite monitorear si hubo un buen uso o un abuso del arma. Así se puede proteger al efectivo de una falsa denuncia por la mala utilización del arma”.
Además, las bodycam se comunican con agentes alrededor del efectivo que está utilizando el dispositivo, activando cámaras corporales de los mismos, para contar con un registro fílmico desde varios ángulos sobre el hecho.