A una hora de que se lleve adelante el partido entre Rosario Central y Peñarol en el Gigante de Arroyito, se desató una serie de disturbios que generaron momentos de tensión y peligro para los aficionados presentes. Todo habría comenzado cuando hinchas visitantes arrojaron bombas de estruendo hacia la tribuna alta, desencadenando una respuesta caótica por parte de los hinchas canallas.
Los aficionados carboneros, ubicados en la tribuna popular baja de Génova, se vieron sorprendidos por la caída de vallas desde la tribuna alta, supuestamente arrojadas por hinchas canallas. A pesar de los intentos de la seguridad privada por contener la situación, alrededor de 20 o 30 individuos lograron lanzar las vallas hacia la multitud, poniendo en peligro a los seguidores de Peñarol.
La falta de intervención policial en el momento clave del incidente fue objeto de críticas, ya que el personal de seguridad privada se vio superado por la situación. Incluso, se reportó que un custodio privado estuvo en riesgo de caer desde lo alto mientras intentaba evitar el lanzamiento de las vallas.
Los disturbios se intensificaron con el paso del tiempo, y se produjeron enfrentamientos entre las hinchadas, lo que obligó a la intervención tardía de la policía para disuadir la violencia. A pesar de los esfuerzos de algunos líderes de la hinchada de Peñarol por contener la situación, la policía tuvo que intervenir para controlar los cruces entre aficionados.
La tensión se mantuvo incluso dentro del estadio, donde un grupo de oficiales policiales se acercó a las tribunas para monitorear la situación, mientras otro grupo formaba un cordón de seguridad en la tribuna auriazul para evitar incidentes mayores.
El saldo de los disturbios incluyó la presencia de hinchas heridos, algunos de los cuales tuvieron que solicitar ayuda saltando al campo de juego.