El financista Luis Herrera y sus dos hijos, Ignacio y Diego Herrera, quedaron en libertad esta tarde tras comprometerse a pagar una caución por 3 millones de dólares en propiedades. Tampoco podrán salir del país y no podrán comunicarse con víctimas. Los tres, junto con la esposa de Herrera, habían quedado imputados el jueves por estafa, administración fraudulenta, lavado de activos y asociación ilícita a partir de su millonario default del año pasado.
Los Herrera fueron detenidos el martes tras acumular más de 60 denuncias penales de ahorristas por la no devolución de sus fondos. La jueza Paula Álvarez tomó la resolución este viernes a la tarde luego de una extensa audiencia imputativa que arrancó el jueves temprano.
“La fiscalía no pudo probar que haya riesgo procesal, cómo una fuga, si quedan en libertad”, señaló la magistrada. También se mostró en contra de recurrir a la prisión preventiva como mecanismo de resolución de un conflicto o para presionar a las partes cuando su aplicación no se ajusta a los requerimientos que exige la ley.
El abogado Paul Krupnik que defendió a un grupo de ahorristas damnificados expresó: “La jueza entendió que existen evidencias al menos de 85 defraudaciones, asociación ilícita y lavado de activos agravado, que en caso de ir a juicio la dictaran condena efectiva pero no visualiza el peligro procesal ni el entorpecimiento . Dispone la Libertad con fianza” y agregó: “Se tomó varios minutos para explicar debidamente que el sistema penal no es selectivo”.
“Se trata de una investigación muy medulosa, que la Fiscalía viene desarrollando desde hace varios meses de manera incansable. Es un delito porque no es un mero incumplimiento contractual. Acá se han captado fondos de una multiplicidad de ahorristas, con el ardid y el engaño de que estos fondos iban a ser invertidos en el Mercado de Chicago” y agregó: “El Mercado de Chicago es el más antiguo del mundo, con un prestigio internacional. Y precisamente cuando Fiscalía termina de develar que Herrera nunca invirtió el dinero de los ahorristas en el Mercado de Chicago, deja de ser una cuestión civil para pasar a una causa del orden penal”.
“El señor Herrera sabía que estaba incapacitado de devolver los fondos que había captado de los ahorristas, siguió tomando fondos de otros ahorristas”, cerró Krupnik.