La tasa de desempleo del Gran Rosario bajó 1,6 punto porcentual y alcanzó al 4,7% de la Población Económicamente Activa (PEA) durante el último trimestre del año pasado. En un año afectado por una caída de la actividad económica, que se profundió en diciembre con el cambio de gobierno, el número de desocupados en la región se redujo en un año en 11 mil personas. Unas seis mil se explican por creación de nuevos empleos, mientras que el resto está relacionado con el retiro de la oferta laboral.
Pese a todas las dificultades económicas, y el brusco cambio de modelo económico desde diciembre, el mercado de trabajo en todo el país volvió a mostrar una baja del desempleo. En el caso nacional, esta evolución fue acompañada, en la comparación con el final de 2022, por una mayor tasa de actividad (porcentaje de la población que participa del mercado de trabajo) y de empleo.
En el caso de Rosario, si bien en un año aumentó levemente la tasa de empleo (0,2 punto), una gran contribución a la baja del desempleo provino de la caída de la actividad (-0,6 punto). Es importante señalar que esta baja se produjo desde niveles que estaban entre los más altos del país. De hecho, ahora está en el mismo nivel que el promedio nacional.
El 4,7% de desocupación en la región es uno de los pisos históricos. De todos modos, en el comparativo nacional este indicador quedó a mitad de tabla, al igual que el de empleo. En general, el mercado de trabajo tuvo un buen año en 2023 en todo el país, al menos hasta los últimos meses.
Pero el Gran Rosario, que supo anticipar en el escenario nacional la recuperación laboral pospandemia, ahora parece adelantar un amesetamiento, si no una desaceleración. Por caso, a contramano del consolidado de los 31 aglomerados que mide el Indec, la subocupación saltó del 7,6% al 9,6% en un año. Y el subempleo demandante saltó del 5,4% al 7,4% en un año.
En números absolutos, se puede decir que entre finales de 2022 y 2023, el mercado de trabajo de Rosario se achicó, con la salida de 5 mil personas de la población activa. Por esto, y porque se crearon 6 mil empleos, hubo 11 mil desocupados menos.
Sin embargo, aumentó en 13 mil personas la cantidad de ocupados que trabajan involuntariamente menos de 35 horas a la semana. Este indicador asociado a la informalidad y precariedad, o a las situaciones de suspensión del personal, permite inferir que no sólo el empleo creado es de baja calidad sino que empleo de buena calidad se deterioró en el mismo período.