El jefe de seguridad del boliche Le Brique de Villa Gesell, donde Fernando Báez Sosa recibió una golpiza que acabó con su vida, dio su testimonio donde aseguró nunca haber presenciado nada semejante.
Alejandro “Chiqui” Muñoz se presentó a declarar en el marco del tercer día del juicio contra los ocho acusados por el homicidio del joven, ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Dolores. Allí, entre lágrimas y con la voz entrecortada, sostuvo: “Nunca ví nada igual, era saña. Hace 20 años que trabajo de esto y nunca vi nada igual, todo patadas”.
Muñoz se refirió a Máximo Thomsen -el mayor acusado- afirmando que “se peleó con Fernando adentro” del boliche, de modo que buscó sacarlo de allí. Sin embargo, declaró que el joven hacía “tanta fuerza” que tuvo que pedir ayuda a un compañero del equipo de seguridad, pese a sus 2.03 metros de estatura y sus 150 kilogramos.
De acuerdo a lo que reúne la agencia Télam, una vez afuera, los “ocho o nueve” agresores se dirigieron hacia Fernando “todos corriendo” y lo atacaron a “patadas”. “Le siguieron pegando, se turnaban”, manifestó, y continuó describiendo que “uno con rodete”, en referencia presuntamente a Matías Benicelli, “le pegó una patada en la cabeza” a Fernando “y ahí no se levantó nunca más”.
Respecto a Le Brique, el bolche cerró las puertas luego del crimen. Su dueño, Maximiliano Vázquez, desliga la responsabilidad del lugar al tiempo que señala que “no volvió a abrir por una decisión de la gente de esperar a que esto esté solucionado”.