Rosario se enfrenta a un desafío urgente: detener el avance del narcotráfico que ha penetrado profundamente en sus calles, llevando consigo violencia y caos que amenazan la tranquilidad de la sociedad.
Las últimas semanas han sido testigos de una creciente ola de violencia que ha dejado a los habitantes de Rosario con un sentimiento de inseguridad palpable. Bandas criminales han desatado el terror, aparentemente en respuesta a los intentos del gobierno provincial, liderado por Maximiliano Pullaro, de controlar las cárceles que albergan a los líderes de estas organizaciones ilícitas. El resultado ha sido la ejecución de personas inocentes y una atmósfera de miedo que se ha apoderado de la ciudad.
Un informe elaborado por la Fundación de Investigaciones en Inteligencia Financiera (Finint), detalla la situación alarmante en los barrios afectados por estas bandas criminales. Según el informe, al menos 14 grupos delictivos operan en el departamento de Rosario, entre los cuales destacan Los Monos, el clan Alvarado y el líder conocido como “El peruano” Julio Rodríguez Granthon. Estos datos, obtenidos a través de investigaciones periodísticas y entrevistas con actores clave, revelan la magnitud del problema.
El informe también destaca el cambio significativo en el modus operandi del narcotráfico tras el encarcelamiento de los líderes de estas bandas. Ahora, estos grupos han implementado un sistema de “franquicias” que les permite controlar el mercado de drogas desde la cárcel, cobrando un canon a aquellos que desean operar en sus territorios designados. Esta estrategia ha llevado a una mayor eficiencia en la distribución de drogas, manteniendo el control de las bandas sobre su negocio ilícito.
La situación en Rosario refleja la complejidad y la gravedad de la lucha contra el narcotráfico en Argentina. Es evidente que se necesitan acciones urgentes y coordinadas para abordar este problema que amenaza la seguridad y el bienestar de la ciudadanía.