La estación Rosario Sur se inauguró en el año 2015 y nueve años después sigue igual como su inauguración. El reclamo de los pasajeros que toman allí es inminente: falta de bares, servicios, espacios de espera cerrados o la construcción de una pasarela que evite cruzar las vías para tomar el tren.
El edificio de la Rosario Sur se encuentra casi sobre la punta del triángulo que forman la avenida San Martín y las vías del ferrocarril Mitre. Es una construcción despojada, de cemento gris, vidrios y rejas negras, de dos plantas. En la de abajo están las ventanillas y hay un puesto para cargar la tarjeta de colectivos. Al primer piso se accede por escaleras mecánicas, allí solo funcionan los baños.
El verano pasado, autoridades de Trenes Argentinos presentaron un plan de obras para revitalizar la estación, pero el cambio de signo político en la Presidencia dejó los trabajos a medio camino.
Actualmente, la estación no cuenta con un bar, los espacios de espera son abiertos, tienen pocos asientos y los pasajeros que toman el tren con destino a Buenos Aires esperan en andenes a la intemperie. Allí, las comodidades no son mayores, apenas cuatro bancos pintados de azul, dos de cada lado, reciben a los viajeros.
Vecinos de la zona y usuarios de la estación piden que se tomen en cuenta sus reclamos para incrementar servicios en el lugar y además ofrecer más confort a los pasajeros: “Podrían cerrarla y techar los andenes, para que la espera sea más confortable, sobre todo de madrugada”.
A esto se sumó el reclamo de Olga Pedemonte, una de las referentes de la vecinal Yrigoyen. La institución, en distintas oportunidades, reclamó mejoras para la estación. “Pedimos que el lugar tenga más usos: un cajero automático, un bar, un acceso más seguro a los andenes. Pero nada cambió”, concluyó.