Política

Elecciones en la UNR: más allá de los resultados

Los desafíos de la militancia universitaria en tiempos de desfinanciamiento.

A principios de la semana, se llevaron a cabo las elecciones estudiantiles en toda la Universidad Nacional de Rosario. El desfinanciamiento del sistema impulsado por el Gobierno Nacional propició un clima político atípico, aunque no hubo sobresaltos y primó la continuidad en la mayoría de las facultades.


Un clima poco electoral

“No es un año para andar viendo si entra un consejero más o uno menos, lo que queremos es que aumente la participación”, confesaba un militante del peronismo universitario antes de las elecciones. Todas las agrupaciones coincidieron en el diagnóstico. Desde el comienzo de la pandemia, las facultades comenzaron a vaciarse. Cayó el número de inscriptos en la mayoría de las carreras. A este escenario se le suman la cantidad de días sin clases a causa de los reclamos docentes, la falta de transporte y las situaciones de violencia que se vivieron en la ciudad en el último tiempo. La sumatoria de factores propició un clima “poco electoral”. 

El momento atípico de las universidades no impidió que se desarrollen las campañas políticas. Si bien hoy la figura de Milei concentra la mayoría de los reclamos, hubo algunas diferencias en torno a las formas de enfrentar a la bestia. Los sectores morados, encolumnados bajo la dirección de Franco Bartolacci, destacaron las políticas de gestión de la conducción de la UNR para enfrentar el ajuste, las agrupaciones peronistas y socialistas, pese a algunas diferencias, también acompañaron la posición del rector, mientras que desde los espacios opositores más de izquierda, ALDE y Pampillón, abogaron por una movilización del estudiantado aún mayor para enfrentar al Gobierno. Más allá de la diversidad de miradas, se esperaba un escenario de continuidad en la mayoría de las facultades.

Resultados: Triunfó la continuidad y se fortaleció el oficialismo

Todas las agrupaciones retuvieron los centros de estudiantes que controlaban con excepción de GPS, fuerza independiente de Ciencias Económicas, que perdió por 27 votos frente a la Franja Morada. De esta forma, el “bartolaccismo” se aseguró la posesión de la mitad de los centros de estudiantes de la UNR. El Frente Reformismo en Acción, afín al rector, contará este año con Económicas, Psicología, Agrarias, Política y RR.II., Derecho y Odontología. El socialismo continuará en Ingeniería y Bioquímicas, el ALDE en Arquitectura y Medicina, el Pampillón en Humanidades y la fuerza independiente de extracción peronista, Univet, en Veterinarias.

Algunos militantes evidenciaban preocupación por los resultados que podían llegar a obtener las agrupaciones libertarias. Los mileístas de momento no poseen construcciones fuertes en las facultades de la UNR sin embargo han ido creciendo año tras año desde su nacimiento. Su mayor éxito electoral se registró en la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura donde obtuvieron 3 consejeros estudiantiles y se posicionaron como la segunda fuerza. En otras facultades como humanidades consideran que “los resultados se mantienen aislados del plano nacional” y en el electorado “terminan primando posiciones no tan ideológicas que responden a cuestiones gremiales como la presencia durante el año”.

Nada que festejar

Pese a que hubo festejos, los resultados de las elecciones pasaron a segundo plano. El aumento del gasto universitario nacional autorizado este mes fue del 70% aunque hoy el desfasaje presupuestario ronda el 230% según las autoridades de la UNR. En Neuquén, la Universidad Nacional del Comahue anunció que no podrá costear los gastos de funcionamiento de la institución. Al freno implementado a los nuevos proyectos de investigación y extensión se le sumaron los recortes en servicios de limpieza y la inminente imposibilidad de afrontar los servicios de luz, agua y gas.

En Rosario, las autoridades universitarias ya contemplan la opción de continuar las clases de forma virtual ante un eventual cierre de las casas de estudio.

Las medidas frente al recorte

El Consejo Interuniversitario Nacional, la Federación Universitaria Argentina y el Frente Sindical de Universidades Nacional acordaron marchar el 23 de abril a Plaza de Mayo para visibilizar el reclamo en las calles. Esperan que la movilización “conmueva” al resto de la sociedad, hoy apática frente al conflicto. No son pocos los que recuerdan otros momentos en los que la clase media demostró mayor rechazo frente a los ataques al sistema universitario público. Como ejemplo ponen a la resistencia al recorte en educación impulsado por Ricardo López Murphy en tiempos de la Alianza, la cual lo llevó a renunciar al Ministerio de Economía tan solo 15 días después de haber asumido. Vale separar los contextos. El Gobierno de De La Rúa, al momento del anuncio de las medidas de ajuste, ya se encontraba en la cuerda floja. Distinta es la situación de Milei que todavía cuenta con una imágen positiva alta. Además, el radical no había asumido con promesas de austeridad, mientras que el libertario hizo campaña blandiendo una motosierra. Las comparaciones son odiosas. Como sea, puede esperarse más apoyo de la sociedad si el reclamo adquiere mayor relevancia pública. 

¿Qué hacer?

Cabe la posibilidad de que el paso a la primera plana traiga consigo ataques directos del presidente, operaciones mediáticas y campañas de desinformación sobre el funcionamiento de la Universidad Pública. Para Franco Bartolacci: “Ya está sucediendo con la idea del adoctrinamiento. No es casual, es intencional y busca desprestigiar para que ese desprestigio sea la excusa del desfinanciamiento. Ya lo vimos a esto”. El ex decano de la FCPOLIT de igual modo afirma estar “muy convencido de lo que hay que defender y muy tranquilo respecto de lo realizado durante su gestión”. Suma como ejemplo el sostenimiento de las políticas de bienestar pese a contar con recursos asignados en octubre de 2022. A la vez, valora el movimiento estudiantil de la ciudad de Rosario ya que considera que su activa participación amplía la agenda y esto propicia un avance en la institución.

Como se mencionó anteriormente, la mayoría de las agrupaciones, oficialistas o no, defienden la gestión del rector en este escenario y recalcan que hay problemas que exceden a la conducción de la Universidad, como el aumento del transporte, de los materiales de estudio y del costo de vida en general.

Sin embargo, existen distintas miradas sobre cómo afrontar la campaña de desprestigio. No hay dudas con respecto al apoyo a los reclamos docentes y a sus medidas de fuerza. Pero la delicada situación, inédita, de ajuste y apoyo a la figura que lo ejerce en simultáneo, requiere finura. Algunos estudiantes advierten el riesgo que supone una universidad vacía: “la falta de clases puede ser también la excusa del desfinanciamiento“. “Hay proyectos para habitar la facultad que dependen de la creatividad política de todos los espacios y de entender cuál es el contexto y las prioridades. Creemos que esa predisposición está”, señalan.

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