La Justicia imputó a dos hombres por haber facilitado el accionar de los sicarios que ejecutaron a Andrés “Pillín” Bracamonte, líder de la barra brava de Rosario Central, y a su ladero Raúl “Rana” Attardo. Se trata de Alejandro Zamudio y Alejandro Vázquez, quienes fueron acusados como partícipes necesarios del doble crimen y permanecerán detenidos con prisión preventiva por el plazo máximo legal de dos años.
La audiencia, que se extendió durante varias horas este jueves, estuvo a cargo del juez Hernán Postma y contó con la exposición de los fiscales Luis Schiappa Pietra y Georgina Pairola, quienes detallaron el rol clave que habrían tenido los acusados en el operativo criminal. Ambos están señalados por haber intervenido en el traslado de los autores materiales del ataque, aún no identificados, hasta el lugar donde se cometieron los homicidios.
De acuerdo a la investigación, los sicarios se movilizaron en una camioneta Citroën Air Cross blanca, conducida por Vázquez, que salió desde las cercanías de la vivienda de Zamudio, ubicada en Sánchez de Loria al 600 bis, en el barrio 7 de Septiembre. Las cámaras de seguridad captaron al vehículo en las inmediaciones del sitio del crimen alrededor de las 21 del jueves 9 de noviembre, unos 40 minutos antes del ataque.
El doble asesinato tuvo lugar en la intersección de Avellaneda y Reconquista, a pocas cuadras del estadio Gigante de Arroyito, donde Rosario Central acababa de perder un partido contra San Lorenzo. En ese momento, Bracamonte y Attardo estaban dentro de una camioneta Chevrolet S10. Dos individuos se acercaron caminando, uno de ellos se dirigió directamente a la ventanilla del acompañante —donde estaba “Pillín”— y disparó a quemarropa. Ambos ocupantes murieron en el acto.
Tras concretar el atentado, los asesinos escaparon a pie por Avellaneda hasta llegar a Almafuerte, donde los esperaba un tercer cómplice con una moto Honda Twister blanca de 125cc. Los tres se dieron a la fuga rumbo al oeste y abandonaron el rodado pocos minutos después en Almafuerte al 1100.
Las pruebas recolectadas por los fiscales también indican que, tras el hecho, la camioneta Citroën regresó al domicilio de Zamudio, reforzando la hipótesis de que esa vivienda funcionó como base logística del operativo. Además, se investiga la participación de otro vehículo que habría seguido a las víctimas desde su salida del estadio hasta la esquina donde fueron emboscadas.
La calificación penal que pesa sobre los imputados incluye homicidio doblemente agravado por haber sido cometido con premeditación y por la intervención de más de una persona, además del robo de un vehículo que luego fue abandonado en la vía pública.
La causa continúa abierta y los investigadores siguen tras la pista de los autores materiales del crimen, en lo que podría ser uno de los episodios más resonantes en la historia reciente de la violencia ligada al fútbol en Rosario.