Las balaceras han pasado a ser parte de la crónica diaria en la ciudad de Rosario. Con dolor, día tras día, el periodismo de la ciudad debe hablar de una nueva balacera en la ciudad en donde una ráfaga de balas tiene como destinatario el frente de una casa o comercio, a veces con nota intimidatoria para que se paga un monto de dinero por protección.
Este tipo de situaciones que parecieran parte de una serie de época al estilo Peaky Blinders, se ha vuelto algo natural en el año 2022 en la ciudad de Rosario. Perdón por la repetición, pero esto pasa acá, hoy y todos los días. Casi se ha naturalizado tanto la cosa que la mirada acusadora que en algún momento se transformó en marchas de antorchas gritando en contra de la inseguridad, hoy se manifiesta en las redes sociales y en alguna víctima que repite al móvil periodístico de turno, su impotencia y su grito de “nadie hace nada”.
Los que tienen que hacer algo, parecen no estar haciéndolo o bien lo hacen de un modo tan poco visible que la sociedad no puede ver siquiera un ladrillo de la pared que puede frenar tanta bala derramada gratuitamente en la ciudad. Bueno, gratis no, deben tener algún valor, pero si consideramos que días atrás, hubo 30 balazos en la puerta de una casa y luego 15 de modo intimidatorio… sin dudas que muy caras no salen y además que hay un montón disponibles. ¿No hay un control de la venta de balas? ¿No hay alguien que compra miles “para un amigo” todos los meses que levante un poco de sospecha? Con tanta tecnología existente ¿no podemos encontrarle la vuelta a la trazabilidad para que al menos, los aprietes vuelvan a ser a trompadas en lugar de a los balazos?. Si, “prefiero las trompadas”, la inseguridad nos hace decir locuras, es el realismo mágico al que nos lleva el narcotráfico como muestra la serie Narcos.
Hay 3 pasos en la ciudad que se vienen repitiendo peligrosamente:
– Amenaza en un cartelito y balacera
– Segunda amenaza con cartelito y balacera
– Cierre de local comercial o mudanza de la familia a otro lado por miedo.
Matemática pura de los hechos de inseguridad que se vienen dando en Rosario y que los anuncios de patrullajes y gendarmes no logran suavizar, modificar o por lo menos tranquilizar. ¿Nadie hace nada? ¿En serio? ¿Podrá aparecer la mesa contra la inseguridad que en un lapso de “ya mismo” junte a todos los actores políticos y judiciales necesarios para que al menos se logre un alto el fuego?
Ver más: Narcos, la serie que explica las balaceras
Soñar no cuesta nada, yo nací en una ciudad en donde no sobraban las balas y quiero volver a vivir en ese lugar.
