Cuando estallaron los disturbios en Brasil, el presidente Alberto Fernández decidió seguir de cerca el conflicto que se originó a partir de una serie de manifestaciones contra su par de ese país, Lula da Silva, e incluso se puso a disposición para viajar hasta allá y manifestar su solidaridad en persona.
La relación entre ambos mandatarios no es nueva y durante el último tiempo hubo gestos de apoyo de ambas partes, como en julio del 2019, cuando el entonces candidato a jefe de Estado por el Frente de Todos visitó en la cárcel de Curitiba a quien en varias oportunidades calificó como su “amigo”, que estaba detenido allí.
Luego de enterarse de que cientos de personas habían ingresado por la fuerza a distintas áreas del Palacio presidencial, el Congreso y la Corte Suprema de Brasil, Alberto Fernández llamó inmediatamente a Celso Amorim, principal asesor de Lula da Silva.
De este modo, Alberto Fernández le aseguró al asesor del gobierno brasileño que estaba listo para viajar a Brasilia a mostrar su apoyo de manera presencial si lo necesitaban, pero le indicaron que eso no iba a ser necesario porque para ese momento la situación ya estaría controlada.
Por otro lado, también opinó al respecto el presidente de Francia, Emmanuel Macron. “¡La voluntad del pueblo brasileño y las instituciones democráticas deben ser respetadas! El Presidente Lula puede contar con el apoyo incondicional de Francia”, escribió en portugués Macron.