El testimonio de la médica Carolina Giribaldi dio el puntapié a una nueva semana del juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa, asesinado tras una brutal golpiza propiciada por ochos jóvenes rugbiers a la salida de la disco Le Brique, un boliche que funcionaba en Zárate por enero del 2020. La emergentóloga socorrió en ambulancia al joven en sus minutos finales de vida.
Giribaldi Larrosa es médica generalista y emergentóloga desde hace 18 años en el Hospital municipal de Villa Gesell y ese 18 de enero llegó cerca de las 5:09 AM a la zona de lo que a posterior sería el crimen de Fernando.
Ante el Tribunal N°1, contó que esa madrugada recibió un llamado al 107 a las 5, que avisó sobre “un masculino inconsciente en la vía pública”. “Fuimos en ambulancia y encontré a este joven sin signos vitales. Estaba siendo asistido por personal. No identifiqué si era de los bomberos. Le estaban haciendo RCP. Le había colocado un DEA. Se trata de un desfibrilador automático muy sencillo de utilizar”, afirmó. La ambulancia, según ella, tardó entre siete y nueve minutos en llegar.
Consultada acerca de cómo se constató que Fernando no tenía signos vitales, la mujer respondió: “No tenía movimiento respiratorio y no tenía pulso”. En el viaje al hospital, contó, se le continuó practicando RCP y con oxígeno porque no presentaba signos vitales.
“Lamentablemente no hubo ninguna respuesta. Cuando llegué al hospital hice el pase del paciente a otra doctora, Silvia Romero, que lo estaba esperando en el shockroom”, siguió.
Por la lesión en el cráneo de Fernando, descrita por el forense Duarte en la autopsia, la testigo dijo que Fernando, básicamente, no tenía chances, que cuando hay una hemorragia cerebral masiva no hay posibilidad de sobrevivir. “El tronco encefálico es fundamental. El paro cardíaco es irreversible: se puede estimular el corazón manualmente, pero no tiene estímulo propio”, continuó.
Consultada sobre el estado de la víctima, Giribaldi sostuvo: “Tenía manchas de sangre en la nariz y la boca, pero no era abundante. No tenía camiseta, sí pantalón. Estaba tendido en el suelo y había mucha gente alrededor. Nadie me explicó qué era lo había sucedido”.