Cuando irrumpió la pandemia, allá por marzo de 2020, la mayoría de los viajeros que tenían proyectados vuelos para ese fallido año enfrentaron algún que otro inconveniente: desde fechas postergadas hasta la cancelación de los billetes y siempre luchando contra la burocracia propia de las líneas aéreas que en infinidad de casos le intentaron soltar la mano a sus clientes.
Quizás un emblema del abandono (y con un récord de pasajeros varados) sea el caso de Alitalia que, aunque sorteó algunos meses de restricciones, a fin del año pasado le puso punto final a una historia de más de 75 años volando por el mundo. El covid fue el empujoncito que hacía falta para que los desmanejos de varias décadas de la firma desencadenen en la crónica de una muerte anunciada. Pero no solo fueron las aerolíneas las que exhibieron el desfalco, tanto plataformas de venta de pasajes aéreos como agencias de turismo se “despegaron” lo más rápido posible de sus responsabilidades y la ciudad de Rosario también tuvo sus ejemplos.
Según versiones, una reconocida operadora de turismo mayorista habría estafado a unos jóvenes empresarios de la ciudad que desembolsaron miles de dólares billete para comprar pasajes categoría business de la aerolínea British Airways. El rumor sonó con fuerza en las últimas semanas cuando algunos de los damnificados advirtieron a cientos de referentes de la city rosarina el tendal que estaba dejando dicha agencia de viajes, la cual se presenta como de nivel internacional pero que ya sembró incertidumbre en el empresariado local.
Los detalles que trascendieron alejarían a cualquier potencial viajero: una vez declarada la pandemia, la agencia dejó de atender los llamados de sus clientes los cuales intentaron reclamar la devolución del dinero abonado o la posibilidad de acceder a vuelos con fecha abierta. La respuesta llegó con el pedido de 1.800 dólares para no perder dichos pasajes y, ante la negativa, algún que otro mensaje irónico diciendo: “¿qué querés?, ¿que te pase el teléfono del dueño de British?”.
Pero no habría sido el único caso, varias voces mencionan que las denuncias se multiplicaron en el último tiempo. Paradójicamente, ese pedido de comunicarse de manera directa con la línea aérea fue concretado por algunos clientes que dejaron en el limbo y se encontraron con que los pasajes nunca se habían emitido. Demanda de por medio, la mala fama comenzó a erosionar la credibilidad de la firma en el circuito comercial y más cuando aparecieron ejemplos de dinero devuelto por las aerolíneas pero no posteriormente por esta agencia que funciona en pleno centro de la ciudad.
Para finalizar, una duda que también surgió entre quienes se presumen estafados: ¿el titular de esta operadora de turismo se aprovecha del dinero de sus clientes y del dólar oficial al que accede para especular con su mesa de dinero?. La frutilla del postre sería la mesa de moneda extrajera blue que funciona atrás de esta gran pantalla presentada como agencia de viajes. Sobran ejemplos de fachadas similares aunque en otros casos por lo menos tienen el decoro de cumplir con el sueño de los viajeros. Pasados un par de años, esa esperanza se va perdiendo y con bronca se habría escuchado a uno de los perjudicados: “mejor me tomo un bondi a Las Toninas, porque a Pedemonte no llego seguro”.