Cuando el proyecto de bicicletas públicas comenzaba a tomar forma y color en Rosario, hubo varios que pensaron que la idea no prosperaría ya que “se iban a robar todas las bicis”. Sin embargo, la idea prosperó y hoy la ciudad tiene una gran cantidad de rosarinos que eligen la bicicleta pública para circular por la gran cantidad de kilómetros de ciclovías disponibles que conectan cada vez más puntos de Rosario.
¿Las bicicletas públicas no se vandalizan? Lamentablemente la respuesta es sí. Si bien afortunadamente los materiales y la estructura de las estaciones y las bicicletas demostraron contar con bastante resistencia ante los intentos de robos, los vandalismos están a la orden del día y a veces cuando uno llega a una estación se encuentra con que de las unidades disponibles, algunas tienen ruedas pinchadas, asientos falseados u otro tipo de roturas.
Lamentablemente y por distintos motivos para que este tipo de servicio funcione en la ciudad, debe ser irrompible o tan complicado que no valga la pena el trabajo. Ojo, esto no es algo de ahora. En la ciudad que hace varios años atrás desconocía el término “balacera”, si conocía el vandalismo en las calles y los usuarios de las cabinas de telefonía pública que estaban en las calles lo sabían, ya que si algo era extraño en los años 90, era encontrar un teléfono en la calle que funcionara.
Lo mismo le pasó a la innovadora idea de generar una “bici base”. En la teoría, una propuesta brillante que permite que el gran parque de bicicletas tenga un lugar gratuito para arreglar una pinchadura, ajustar algún tornillo o poner una cadena que se sale para seguir viaje. La realidad, una enorme dificultad para mantener un espacio así sin vigilancia que permita que el mismo no sufra robos y destrozos en forma constante, como le ocurrió desde su nacimiento el 19 de septiembre de 2021 hasta principios de ese mes.
Quizás la bici base, deberá tener a un bicicletero que oficie a la vez de cuidador de las herramientas y el espacio, hasta que Rosario se convierta realmente en la ciudad del respeto que Javkin imagina desde su exitosa campaña que lo posicionó como intendente.
