La fatal arrogancia es un concepto acuñado por el economista liberal Frederic Hayek que podría resumirse más o menos de la siguiente manera: “el Estado no debe intervenir en el rumbo de la economía de un país ya que estaría dirigiendo los recursos públicos “desde arriba” sin necesariamente estar considerando todas las demandas “de abajo”. Es decir, un Estado no podría construir un puente, interpretando que dos ciudades necesitan conectarse, sino que los propios habitantes, si deseasen la obra, deberían gestionarla con sus propios fondos. El Estado al elegir construir un puente estaría cometiendo una fatal arrogancia. El mismo ejemplo anterior lo expuso el presidente en su última entrevista con Alejandro Fantino. El razonamiento no deja de ser novedoso para la política argentina y evidencia la creencia extrema de Javier Milei en las fuerzas del mercado, a contramano de un mundo donde los Estados intervienen cada vez más en el trazado de políticas de regulación de la economía.
A principios de la semana, el Gobierno Nacional anunció que obligará a las empresas de medicina prepaga a retrotraer los aumentos al nivel de la inflación. Las subas promediaban el doble del IPC, de diciembre hasta abril. Lo curioso es que el propio Gobierno libertario había concedido a las prepagas la libertad para aumentarle el costo del servicio a los usuarios.
Pese al cinismo del Gobierno, que pretende ser quien cura la herida que él mismo generó, Milei retrocedió. En contra de su marco teórico pero a favor de la gente (en verdad lo hizo a favor de que baje la inflación). Un paso para atrás pero dos hacia al frente. A diferencia del gobierno anterior que no tenía ni marco teórico ni medidas en favor de la gente que se sustentaran en el tiempo y que, con suerte, avanzaba de a medio paso.
El Milei de la campaña no es el mismo que el que gobierna y el país de la libertad con el que sueña no se hará de la noche a la mañana. Chocolate por la noticia. Pero, ¿qué hace hoy la oposición además de señalar las incongruencias entre teoría y práctica? ¿Existe un modelo alternativo para impulsar desde el Estado, en rubro salud y en los otros, que no sea el “vamos viendo” según el tiempo electoral y la puja de poder con los empresarios? Y si existiese, ¿por qué no se impulsó antes cuando el peronismo gobernaba? Preguntas que bien haría la oposición en hacerse para pasar de la denuncia a la acción.
El león se contradice pero al menos enmarca su recule dentro de un contexto de cambios que tienen un horizonte, desigual, perverso, inhumano, pero horizonte al fin y esto le permite seguir dando pasos firmes eclipsando a los demás actores. La desaceleración de la inflación no contradice su rumbo, todavía.
Optimismo de la razón, pesimismo de la voluntad
Hoy algunos de los sectores de la oposición se hallan atravesados por un optimismo de la razón y un pesimismo de la voluntad, contrario a lo que planteara Antonio Gramsci. Como relatando derrotas diarias frente a la convicción del mileísmo. Pasiva, apática, sin fuerzas para enfrentarse al cambio de rumbo pese a saberlo equivocado y esperando que por falta de razón, o arte de magia, el Gobierno colapse. Cabe sumar más preguntas: ¿qué pasa si el plan económico de Milei, razonablemente errado, funciona? Y en ese caso, ¿qué valores y convicciones darían sentido a la oposición y a su proyecto de país distinto del actual?
El caso de las prepagas puede ser la película anticipada de los próximos cuatro años si el peronismo no revisa qué está defendiendo, cómo debería implementarse y para qué lo está defendiendo.
Dietazo: otra vez sopa
Los senadores se aumentaron las dietas y percibirán por mes alrededor de 7 millones de pesos cada uno. El “dietazo” fue acordado por todos los bloques pero luego se llevo a cabo una performática votación a mano alzada que le permitió a algunos congresistas hacer un voto testimonial en disidencia. Se dio a conocer la noticia, Milei fustigó a la casta por hacer una de las suyas, lo acompañaron en el reproche cambiemitas y libertarios y los peronistas y los radicales ensayaron una defensa del aumento.
Si bien es cierto que las dietas se hallaban atrasadas y los integrantes del Senado se encontraban cobrando menos que “el tuitero del presidente”, como argumentó Guga Lousteau, la oposición se comió una emboscada. Diversos senadores oficialistas ahora prevén presentar proyectos de ley para anular el aumento.
En el fútbol, cuando un arquero viene con actuaciones flojas se le suele decir: “no te pido que saques las que van adentro pero por lo menos no metas las que van afuera”. La oposición, pese a registrar algunos aciertos, en esta se anotó un gol en contra.
La victoria de Milei fue un parteaguas para todo el sistema político pero algunos parecen no haberse dado cuenta. La renovación trae consigo preguntas en torno a muchos asuntos y entre los más centrales se encuentran el empleo de los recursos del estado, su transparencia y el rol de los funcionarios públicos. En cuanto no se reformulen los valores propios y se revise su implementación en el pasado, la oposición seguirá improvisando explicaciones con una fatal arrogancia con respecto a su base de representación, hoy desencantada.
Sobre el asunto de las dietas y la refundación de valores nac and pop, esta columna previa.
El recorte a las universidades: ¿talón de aquiles del gobierno?
Con su habitual praxis basada en Fake News, el Gobierno intentó licuar el poder de movilización de la comunidad universitaria. El Subsecretario a cargo del sector, Alejandro Álvarez, anunció un acuerdo con el Consejo Interuniversitario Nacional para aumentar en un 70% el presupuesto de educación superior. El CIN desbarató rápido el intento desmovilizante, desmintió al funcionario y reconfirmó la convocatoria a la Marcha Federal Universitaria para este martes 23 como respuesta al recorte llevado adelante por Nación.
El Gobierno nacional flaqueó en este asunto. Por un lado, demostró preocupación asumiendo la existencia del recorte presupuestario, por el otro, obró de mala fe en la negociación con las universidades.
Gran parte de los cañones del aparato trolero del Gobierno, incluído Álvarez que actúa como uno más de ellos, apuntan contra el supuesto adoctrinamiento de las casas de estudio en cuestión. Denuncia que no reviste el mínimo análisis ya que cualquier experiencia dentro de la educación pública puede desmentirla. Las universidades públicas tienen sobrados mecanísmos para controlar los supuestos excesos de los docentes y además promueven la libertad de cátedra como fundamento democrático de su existencia como institución pública.
Los demás cañones se orientan hacia el gasto ineficiente o a los privilegios de sus autoridades. Tocará a la oposición atender a este punto, no tan fácil de desmentir mediante experiencias y, en todo caso, rechazar tanto este asunto como el del supuesto adoctrinamiento como fundamentos para el vaciamiento de recursos. No existe mejor respuesta que atender la demanda, que viene de antes y ataña a todos los sectores del aparato público, para respaldar aún más la Universidad Pública como Institución esencial para la sociedad argentina.
Milei no cree en la educación pública. No se registra un solo testimonio de él defendiendola o reconociendo en ella valor alguno. Para su marco teórico son casas de estudio fatales y arrogantes que dañan a la sociedad.
El martes próximo, la oposición, encarnada en estudiantes, docentes, partidos, la CGT, podrá dar un grito de alto en conjunto, con convicción y apelando a un valor compartido. Además, los diputados de Unión por la Patria ya preparan proyectos de ley en defensa de los recursos de las universidades.
Restará esperar la respuesta del Gobierno. Si profundiza su insensibilidad disfrazada de ideología, difícilmente pueda recomponer puentes con el radicalismo, históricamente alojado en los rectorados. Si no avanza, ya estaría registrando su segundo recule en menos de un mes. Todo está por verse.
