Hubo ruptura en el bloque de concejales del peronismo. Mariano Romero y Norma López dieron el portazo para conformar su propia alianza y de esta forma constituir un interbloque con Ciudad Futura.
Romero, del Movimiento Evita, había sellado su alianza electoral el año pasado uniéndose al espacio Rosario sin miedo y acompañando la candidatura de Juan Monteverde. Por eso su alejamiento no resulta tan sorpresivo. Desde el Evita también justificaron su decisión argumentando que Cavatorta no es peronista y “ni está afiliado al partido”.
La concejala López, luego de verse relegada en La Corriente, espacio que dirige Agustín Rossi, se alejó del Chivo tras 20 años, aunque aclaró que no deja el peronismo ni se va a Ciudad Futura. Habló de refundar prácticas políticas y continuar ampliando el peronismo. La acompaña en esa dirección Quico Busatto, ex candidato a gobernador del rossismo.
El peronismo rosarino navega por el desierto. Sin candidato propio en las generales para intendente del 2023, se resignó a militar a Monteverde. Parece condenado a apoyar, nuevamente, a líderes de otros partidos, tal como sucediera en los tiempos del ex intendente socialista Héctor Cavallero, con su sello propio, el Partido del Progreso Social.
Con Roberto Sukermann había encontrado un candidato y un referente que canalizaba el descontento progresista con las gestiones socialistas por su perfil confrontativo con Mónica Fein. Estuvo muy cerca de alzarse con la intendencia en la reñida elección del 2019. Tras dos elecciones, su figura se desgastó, llegó a 2023 con poca nafta y perdió la interna con Ciudad Futura, que ya había copado la representación de muchos sectores peronistas por identidad y acuerdos políticos. Y no fue solo la agenda, también los referentes nacionales. Ayer viernes, Ciudad Futura y el Movimiento Evita se reunieron con el gobernador Axel Kicillof. Bromean con que son el “kicillofismo”.
Tampoco ayudó el oasis que atravesaba el partido a nivel provincial. El descontento, dirigencial y militante, con la figura de Omar Perotti por su mezquindad y falta de diálogo, también le jugó en contra. “¿Sigue existiendo el perottismo?”, atinó a preguntarse un militante peronista. No se sabe si existe o no, lo cierto es que el ex gobernador se colocó en la cámara de diputados junto a 4 de sus ministros. El Twitter de Perotti registra tres tweets desde que asumió como diputado el 10 de diciembre, dos son necrológicos y uno es una efeméride, en medio de un momento para el país y la provincia que no podríamos considerar como calmo.
Los que quedaron en el bloque justicialista
Lisandro Cavatorta y Julia Irigoitía mostraron su rechazo ante la decisión de sus ex compañeros de bancada. Ambos denunciaron ambiciones personales, mediocres e incumplimiento de acuerdos. Irigoitía fue crítica del armado de listas para concejales en su momento. Cuestionó que Romero integrara la lista justicialista haciendo campaña para Monteverde intendente, mientras Ciudad Futura ya tenía su lista 100% propia encabezada por Caren Tepp. La edila no es crítica de la alianza con los demás sectores progresistas pero sí cuestiona que no se intente disputar el liderazgo del mismo.
Las otras dos edilas peronistas del Concejo rosarino son las Fernandas, Rey y Gigliani. Rey, ex locutora, que ingresó con apoyo del perottismo, genera suspicacias en los demás sectores aliados que desconocen a qué juega y para quiénes. Gigliani, proveniente del riñón de Cavallero, en reciente alianza con el massista santafesino, Oscar “Cachi” Martínez, conforma un unibloque y de momento, no se integraría en una alianza con CF.
Todo ganancia para Javkin y Schmuck
El intendente Javkin cursó un primer mandato sin una oposición férrea en el Concejo. Su aliada y presidenta del cuerpo, María Eugenía Schmuck, supo capitalizar muy bien la fragmentación de la oposición, con buena mano para la rosca. Así, colaboró con la concreción de varios proyectos de bloques ajenos, al tiempo que consiguió la cooperación de estos en los proyectos oficialistas.
Luego, arrasó la P de Pullaro, Javkin fue reelecto y el frente de ambos aumentó su cantidad de ediles. Difícilmente enfrente adversidades en el plano legislativo durante este, su segundo mandato, aunque puede que aparezca algún “fuego amigo” más adelante.
Los que pueden asomar
Sin la bola de cristal en la mano, algunas consideraciones.
Intrafrente. El socialismo va a querer recuperar su histórico liderazgo en el frente progresista. La tensión por las diferentes posiciones con respecto al Gobierno nacional de seguro acarrearán tensiones pero de momento aseguran que eso no se mezcla con lo local. Difícil imaginar una ruptura. Pullaro ya lo enfrentó con una lista propia de concejales y un candidato a intendente, Miguel Tessandori. La figura de Franco Bartolacci, su vínculo con María Eugenia Schmuck, su respeto y diálogo con los demás sectores lo vuelven alguien sumamente candidateable. Los muchachos amarillos del PRO hoy están inmersos en una crisis nacional, una vez resuelta podrán aspirar a competir aunque no cuentan con muchos cuadros de notoriedad.
Por fuera, si el mileísmo sigue sosteniéndose en alza, sin pagar los platos rotos del ajuste, es probable que el crecimiento de LLA en Rosario le “coma” votos al frente trícefalo del PRO-UCR-PS. Por ahora, los concejales libertarios son dos tiernitos e inexpertos ediles que, ya domesticados por la experiencia de la casta, acompañaron iniciativas del oficialismo. El esperable agrandamiento liberal puede venir de la mano de una figura de la TV, no sería la primera vez.