La ciudad de Rosario ofrece infinidad de bares, bodegones y restaurantes. En esta nota, cinco ideas no tan trilladas. Un check list por fuera del circuito.
Mi Perú Profundo – Corrientes 484
Un sitio enclavado en pleno centro para sumergirse de lleno en la cultura peruana. Increíblemente económico y abundantes porciones son el punto a favor. De decoración sencilla, cuenta con atención sumamente amable. Otra cuestión a destacar es que en la carta aparecen las fotos de los platos. Por ende, si algo resulta poco familiar, puede chequearse. Ideal para ir en la semana, suele haber bastante lugar.
Don Giuseppe – 9 de Julio 2602
Si de variedad y calidad de pastas hablamos, qué mejor que arribar un domingo al mediodía a este lugar. Una carta muy variada (cabe aclarar que hay todo tipo de comida, pero las pastas se lucen), incluso en los postres. Gran relación precio – calidad, con un ambiente distendido y familiar. Para hacer la sobremesa leyendo el diario en papel con café y medialunas.
Burana – San Luis 2701
Buena parada para un aperitivo por la tardecita. Picadas de quesos increíbles, sidra tirada, cervezas o pinchos se destacan en una breve pero acertada carta. La vereda invita a pasar un momento ameno en este cálido espacio atendido por sus propios dueños. Cuenta con una agradable ambientación y suena linda música. Como dato de color, posee un mural realizado por el artista Jorge Molina.
Bigba – Alsina 302
Probablemente el sitio más conocido de la lista, cuya estrella, el huevo nube, es un imperdible del brunch rosarino. Gran opción para un sábado en el que nos levantamos tarde. Algo importante es pedir reserva con antelación, dado que el bar tiene pocas mesas y mucha demanda. La onda del lugar es increíble (¡muy instagrameable!) y la simpatía de la dueña es algo a destacar.