La Municipalidad de Rosario invita a rosarinas y rosarinos a disfrutar de una nueva obra de arte que no sólo embellece el paisaje urbano si no que reafirma la identidad local. Se trata del mural que el artista Martín Ron terminó de plasmar en estos días en los silos del macro (Museo de Arte Contemporáneo), inspirado en la esencia rosarina. Con esta obra, que invita a la reflexión y al diálogo, el museo luce su nueva cara y la ciudad suma una nueva postal a orillas del Paraná.
Precisamente, el trabajo muestra una figura femenina emergiendo de nuestro río, en diálogo con la icónica escultura ‘Patria Embanderada’ de Alfredo Bigatti, que está en la proa del Monumento Nacional a la Bandera, simbolizando un abrazo entre el arte y Rosario, entre la historia y el presente.
La imagen realista que presenta la obra parece conectar el agua y la tierra en un abrazo que une y conecta los sentimientos más íntimos de quienes habitan el suelo rosarino.
Consultado sobre los detalles del proceso creativo, Ron reveló que su inspiración proviene de una variedad de fuentes, profundamente ligadas al entorno en el que trabaja. “La inspiración viene de todos lados”, comentó y dijo que busca captar la esencia de cada ciudad antes de poner su pincel en la pared. “Trato de no llegar contaminado, sobre todo si son ciudades que no conozco”.
“La inspiración viene de todos lados”, afirmó Ron, y con esa enunciación se extiende a capturar la esencia de cada lugar que visita. En el caso de Rosario, logró captar y volcar en su mural los sentimientos y deseos de las personas. De esta manera generó una obra que trasciende lo estético y se convierte en un punto de encuentro y reflexión.
A lo largo de las jornadas que llevaron su creación, algunas de las personas que por allí pasaban se frenaban a observar cada detalle. Palabras como “libertad”, “esperanza”, “belleza”, “amor”, “frescura”, surgieron en esa mirada con la cabeza elevada hacia el cielo pero con los pies bien en la tierra.
Con la finalización de este mural, Rosario nutre su acervo cultural, enriquece su patrimonio con cada recorrida por la costa, con la sorpresa en la cara de niñas y niños al ver el impresionante trabajo y en la sonrisa de emoción que afirma: “soy rosarina, soy rosarino”.