El segundo debate de la historia nacional Argentina entre dos candidatos a presidente de cara a una segunda vuelta, se realizó este domingo 12 de noviembre en el auditorio de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA), con la presencia de Sergio Massa y Javier Milei, mano a mano y sin libretos.
En términos de estrategia discursiva, el candidato de Unión por la Patria, manejó los hilos del discurso y logró llevar al libertario a donde quería llevarlo, prácticamente cada vez que quiso correrlo de eje, a punto tal que el máximo momento para aprovechar de Javier, a propósito del bloque de Economía, el libertario entró en juego y se la pasó respondiendo y aclarando preguntas a propósito de su plataforma electoral, que pareciera haber variado entre la campaña previa a las elecciones PASO y las generales.
De alguna manera, Massa se vistió de Majul y entrevistó en pleno debate al hueso al candidato libertario a quien se lo notó incómodo ante cada embate del actual ministro de Economía que preguntaba en forma directa solicitando respuestas de “por si o por no”, llegando incluso a conseguir respuestas por sí, a preguntas sobre la dolarización de la economía, el cierre del banco central o la quita de subsidios en forma progresiva.
Cuando el libertario comenzaba sus ponencias estaba más seguro, pero a la hora de los cruces, si bien logró meter alguna que otra frase tribunera, (“si fueras Pinocho, ya me habrías sacado un ojo”) estuvo lejos de sus bríos de campaña o de la seguridad, con la que se movió en el debate de los cinco candidatos realizado antes de la elección general, en donde particularmente se lució en los mano a mano con Patricia Bullrich.
“Decile a la gente por qué no te renovaron la pasantía en el Banco Central”, “tus nuevos socios no te acompañaron” o “vas a manejar las relaciones comerciales internacionales por capricho”, parecieron ser dardos certeros que hicieron mella en el libertario, que mostró físicamente y verbalmente no estar preparado para ese tipo de situaciones.
Periodistas y analistas coincidieron una vez finalizado el debate, que si bien Milei terminó mejor de lo que empezó, (el primer corte comercial pareció venirle bien para bajar decibeles), hubo una notoria diferencia entre ambos candidatos a la hora de expresarse e increpar al otro; para muestra, hace falta solo un botón: mientras que la palabra más pronunciada en el debate por Massa fue Argentina (mencionada 53 veces), en el caso del libertario la palabra más pronunciada fue digamos (55 veces).