El presidente Javier Milei inauguró este sábado por la noche el período de sesiones ordinarias en el Congreso con un discurso cargado de autocomplacencia, ataques a la oposición y anuncios sobre su plan de gobierno. Durante una hora y quince minutos, reivindicó su gestión como “la mejor de la historia argentina” y planteó que si el Congreso no acompaña sus reformas, dará la pelea en las provincias y en la calle.
Milei habló ante una Cámara de Diputados con numerosas bancas vacías, producto de la ausencia de legisladores de Unión por la Patria, la izquierda y una parte del radicalismo. A ellos los apuntó en su discurso, especialmente al kirchnerismo, al que desafió diciendo que la “recuperación económica fue en V aunque les duela a los de Unión por la Plata”.
En materia de seguridad, destacó la baja de homicidios en Rosario y atribuyó los resultados al plan implementado por la ministra Patricia Bullrich. “En Rosario, una ciudad atormentada por el narcotráfico, gracias al Plan Bandera vimos el índice de criminalidad más bajo desde 2006, con menos de 100 crímenes registrados”, afirmó, omitiendo el rol del gobierno de Santa Fe en el operativo.
El tono confrontativo del discurso se reflejó en un cruce con el diputado Facundo Manes, quien cuestionó la designación de jueces de la Corte Suprema por decreto y le mostró un ejemplar de la Constitución. Tras la sesión, Manes denunció haber sido amenazado por Santiago Caputo, asesor presidencial, y golpeado por un integrante del entorno libertario.
En su balance de gestión, Milei elogió a sus ministros Luis Caputo, Federico Sturzenegger y Patricia Bullrich, y adelantó que enviará al Congreso proyectos sobre el acuerdo con el FMI, reforma laboral y baja de la edad de imputabilidad. También expresó su intención de firmar un tratado comercial con Estados Unidos, llegando a sugerir que Argentina podría abandonar el Mercosur.
El acto cerró con una nueva muestra de tensión entre Milei y la vicepresidenta Victoria Villarruel, a quien interrumpió cuando intentaba dar por concluida la sesión. “Pará, no te apures”, le dijo antes de lanzar su habitual “¡Viva la libertad, carajo!”. Luego, se retiró para cenar con su equipo de gobierno, sin la presencia de Villarruel.