“No me van a ver fijando ningún precio”. Bajo esa premisa, el presidente Javier Milei rechazó la posibilidad de definir por decreto un aumento del Salario Mínimo, Vital y Móvil, luego del fracaso de la reunión entre gremios y empresarios, en la que no hubo acuerdo ni mediación por parte del Gobierno. “Las paritarias son libres”, ratificó. Aseguró que la decisión va con la filosofía de su Gobierno de “no fijar precios”.
El Presidente se expresó así en una extensa entrevista con radio Rivadavia en la que también descartó convocar a la paritaria docente nacional, en medio del conflicto con los gobernadores tras la eliminación del incentivo que se gira a los docentes. “Es responsabilidad de las provincias”, insistió.
Ayer se frustró la reunión entre referentes empresariales y sindicales en la que se debía definir el aumento del salario mínimo, que es de $156.000. Los gremios esperaban un incremento de 85% para llevarlo a $288.600. Pero aseguraron que los empleadores no hicieron propuesta alguna y que además el Gobierno no hizo nada para acercar posiciones. Por el contrario, aseguran que se posicionó del lado de las empresas.
La reunión del Consejo del Salario tenía como fin determinar el nuevo esquema a partir de marzo, en el primer mano a mano en la gestión del presidente Javier Milei.
La sorpresa fue el modo en el que se realizó la conversación, ya que la Secretaría de Trabajo que conduce Omar Yasín habilitó dos salas de Zoom diferentes, en una para dialogar con los empresarios y en otra con los sindicalistas.
Así, la negociación no fue tal en ningún momento, ya que cada parte expresó sus opiniones por separado, en la previa a la reunión plenaria, definitoria para fijar el incremento.
Ante el pedido de los gremios, según fuentes del sector, la UIA lo rechazó, en tanto que no se planteó desde las cámaras empresariales ninguna propuesta de incremento, lo que refleja la dureza del sector patronal en las negociaciones.
Desde la previa se sabía que la CGT iba a pedir un aumento de en torno al 85%, con el argumento de la pérdida salarial sufrida por los efectos de la inflación de diciembre y enero, en ambos casos con datos superiores a los 20 puntos porcentuales.
Ese número, en los hechos, terminó siendo $ 288.600. Esa propuesta fue elevada por la central obrera, pero rápidamente descartada, lo cual era esperable, debido a que el Consejo del Salario lo conforman 16 sindicalistas y 16 representantes empresariales.
Tras ello, intervino Yasín y llamó a votar en 10 minutos nuevamente, instancia en la que se volvió a descartar el aumento propuesto por la CGT. A partir de ahí, sin acuerdo otra vez, el Gobierno buscó apelar a la figura del laudo para fijar el nuevo Salario Mínimo, pero finalizó el encuentro y la decisión la tomará Yasín.
Se especulaba, en un momento de la reunión, con una suba de apenas el 17%.
La decisión de establecer el salario mínimo se da de manera periódica y repercute directamente en diferentes sectores de la economía, tanto en los asalariados más altos como en los más bajos.
En el caso de Ganancias, impacta porque modifica el piso salarial a partir del cual los trabajadores son alcanzados por el pago del impuesto. Pero también pega directo en los planes sociales: el Potenciar Trabajo, principal programa estatal de asistencia, representa medio Salario Mínimo.
Con el piso salarial todavía en $ 156.000, a la espera de una actualización, el Potenciar Trabajo sigue estando en $ 78.000 mensuales, mientras que el piso de los que pagan Ganancias se ubica en $ 2.340.000.
Esos montos se renovarán una vez que el Gobierno decida actualizar, de manera unilateral, las nuevas cifras.