Andy Tolleson es un adolescente que padece un trastorno genético que le hace imposible convertirse en una de las futuras estrellas del básquet de la NBA, sin embargo, en su puesto de “gerente del equipo” de básquet juvenil de Lake Hamilton, se encarga de regalar la pasión por este deporte y por su equipo.
Andy es una especie de emblema de Lake Hamilton, no hay jugador, familia o fanático que no lo conozca y celebre su fuerza de voluntad y su amor por la camiseta y el club. Justamente ese amor, hizo que el equipo le prepare una sorpresa para el último partido del año. La historia que sigue podría ser parte de una película, pero afortunadamente es una hermosa realidad.
El día en que Andy se convirtió en jugador y convirtió tres triples seguidos.
Andy fue convocado como siempre para el último partido que su equipo disputaría, pero esta vez el equipo le tenía preparada la camiseta 10 con el nombre de “Tolleson”. El sueño de Andy se cumpliría finalmente en un partido oficial, y la emoción lo llenaba en cada segundo de esa noche soñada.

El momento increíble se dio cuando a falta de 45 segundos y con el partido terminado, Andy Tolleson entró a la cancha y luego de un intento fallido, coronó su actuación con un triple que festejó a los saltos con todo el estadio. Sin embargo habría más, uno de los rivales robó una pelota y buscó al 10 rival para darle nuevamente la pelota, para que este se despachara con otro triple.
Mientras el estadio completo se ponía de pie, y celebraba el espectáculo que Andy y los jugadores de ambos equipos brindaban en la cancha, llegó la frutilla del postre con el último triple de Andy sobre la chicharra, esta vez con suspenso para completar una planilla histórica de efectividad y sensaciones que nunca olvidará mientras es abrazado por ambos equipos en medio de la cancha. Imposible no emocionarse.
