La foto de Carolina Losada junto al Padre Ignacio se viralizó, hubo memes, chistes y todo eso que ya vimos en internet. Más allá de la comparación con Ned Flanders pensando en la biblia volvemos al eterno loop de reencontrarnos con el mismo tema harto conocido que parece no superarse: la discusión moral acerca de lo apropiado o no que resulta un atuendo en un cuerpo feminizado. Tema que logra trascender las redes y se instala como agenda mediática.
¿Resulta noticiable cuestionarnos acerca de la ropa que usa una figura pública? ¿Por qué se espera que alguien brinde algún tipo de declaración al respecto? ¿Por qué tenemos que seguir escribiendo notas acerca de la falta de perspectiva de género en medios de comunicación a estas alturas?
¿Por qué será que el eje en los debates acerca de los cuerpos feminizados continúa perpetuándose en la moralidad y no logra correrse masivamente hacia otro lugar, como por ejemplo, la representatividad? ¿Qué clase de corporalidades acostumbramos a ver en las pantallas? ¿Alcanza con la implementación de cupos para lograr la igualdad? ¿Qué criterios se utilizan a la hora de darle lugar a mujeres y disidencias y por qué distan tanto de los criterios que se aplican en los hombres?
Entonces, ¿por qué seguimos titulando que a Losada un vestido le jugó una mala pasada? ¿No será una buena señal para identificar que debemos seguir trabajando en pos de una comunicación más igualitaria?