Rosario, ciudad argentina conocida por su preocupante tasa de homicidios, cerró el año 2023 con 28 casos menos que el año anterior, marcando una disminución significativa. Sin embargo, el total de 259 homicidios dolosos aún supera cifras anteriores a 2014, según el Observatorio de Seguridad Pública (OSP) de Santa Fe.
El informe revela que el 65,6% de los homicidios en Rosario están vinculados a “Economía ilegales/organización criminal”, destacando la persistente influencia del narcotráfico en la región. El uso de la violencia identitaria y las disputas entre organizaciones narcocriminales contribuyen a este fenómeno.
Aunque los homicidios en ocasión de robo representan solo el 6%, el informe destaca que el 72,1% de los crímenes este año tuvieron “planificación previa”. Además, casi la mitad de los homicidios (48,9%) involucraron “mandato o pacto previo”, sugiriendo complejas dinámicas entre las organizaciones criminales.
Desde el gobierno santafesino tomaron medidas para abordar el problema, enfocándose en la actividad delictiva desde las cárceles. La restauración de pabellones para presos de alto perfil, resoluciones que endurecen las condiciones de detención y la implementación de inhibidores de señales son parte del paquete de iniciativas.
El ministro de Seguridad, Pablo Cococcioni, subrayó la determinación del gobierno en “ir a fondo contra la delincuencia”. La ministra de Seguridad nacional, Patricia Bullrich, presentó el “Plan Bandera” en colaboración con el gobernador Pullaro, enfocado en la lucha contra el narcotráfico, reiterando el compromiso con la seguridad en la región.
Aunque se observa una reducción en los casos de homicidios, la persistencia de desafíos relacionados con la actividad narcocriminal señala la necesidad continua de medidas efectivas para garantizar la seguridad en Rosario. La tasa de asesinatos por cada 100 mil habitantes sigue siendo alta en comparación con la media nacional, subrayando la singularidad y la complejidad del fenómeno local.