Relanzamientos a diesta y siniestra

La baja de 4 puntos en el promedio de la imagen positiva del Gobierno evidenció que los libertarios si pueden sangrar. Contrario a la tendencia previa, en la cual pasara lo que pasara Milei no caía, ahora llegó el momento donde se pagan los platos rotos. Incidieron en el descenso el veto a ley de movilidad jubilatoria y el posterior festejo con asado. No fue una sino dos de más. Al poco tiempo, el presidente forzó una cadena nacional para presentar el presupuesto en el Congreso, inédito, buscando hacer control de daños y relanzar su figura. Pero escaseó la novedad en las palabras del libertario. Se refritaron fundamentaciones sobre la importancia de sostener el superávit fiscal, las que Milei repite como un mantra desde que asumió, y se evidenció la rudeza con la que el Gobierno reacciona ante las problemáticas de la microeconomía. Para colmo, la baja espontánea del rating fue una señal de cortocircuito con la gente.

La premisa del presupuesto 2025, y de los que vendrán, según Milei, es que se garantizará el pago de los intereses de deuda, independientemente del resultado fiscal, y que con el resto vamos viendo. No habrá suba de partidas si no se explica el recorte a otras. Esta es una fase superior del “no hay plata”, es casi una promesa de que capaz nunca la habrá para las áreas que no son prioridad. Es decir, si ocurriese otra sequía como la del 2023, una guerra como la del 2022 o una pandemia como la del 2020, el presupuesto se reduciría para Educación o Salud, tal como viene sucediendo desde el 10 de diciembre. La estrategia para sortear la insensibilidad ensayada frente de los jubilados fue la confirmación de que esta se hará extensible al resto de los reclamos.

Franco Bartolacci, rector de la UNR, respondió al planteo del Gobierno: “¿Por qué nosotros tenemos que explicar de dónde va a salir el dinero para pagarle a los docentes y nadie nos explica de donde salen los fondos para duplicar lo que se le asigna a la SIDE o para comprar seis aviones de guerra y armamento? El costo de los seis aviones es igual al presupuesto total de la UNR. Nadie dejaría de enviar a los hijos a la escuela por más que atraviese una situación económica complicada”.

El combo de dureza e insensibilidad vino acompañado de un regreso a las fuentes del antiperonismo. Cuando Milei compartió el video del virus KU-KA12, volvió a consumir de una de las drogas más potentes, la del anti-kirchnerismo, tal como la definió el ex Ministro de Cultura de Macri, Pablo Avelluto. Cargar contra el kirchnerismo es una solución, al menos provisoria, contra uno de los dos problemas que puede enfrentar una fuerza que llega al poder por primera vez, el del pasado. Señalar a los 12, 16 o 20 años anteriores como responsables de los males que hoy viven los argentinos, es una simplificación que, a priori, trae réditos. La figura de Cristina Kirchner tiene un alto nivel de rechazo pero, además de eso, muchos la identifican con lo viejo de la política, lo que ya fue rechazado en diciembre. La operación encierra un intento de síntesis mayor ya que envuelve bajo el rótulo de kirchnerismo a todo lo que se oponga al Gobierno, desde Fito Paez a Florencia Peña, desde Baradel a Martín Lousteau. Pero abarcar mucho puede apretar demasiado poco y acabar siendo una retórica compleja y excusatoria de las incapacidades del Gobierno actual.

Retomando la cuestión libertaria, queda la otra parte del problema, la del futuro. Mientras, el presente se devora la realidad material de los argentinos y el relato libertario. Recurrir nuevamente al fantasma de Cristina pone de relieve la debilidad que atraviesa el oficialismo. El embate contra la casta era más simple y épico. El asado en Olivos supuso un viraje, ahora algunos integrantes de la casta son “héroes”. Milei sabe que sin ellos no se puede porque así se lo hizo saber Mauricio Macri cuando le mostró los dientes y le volteó, a través de sus congresistas, el DNU de fondos reservados de la SIDE. En el PRO intentan salvar los muebles del incendio, tratando de dejar en pie algo de lo que fue la identidad del partido. En LLA buscan comprarlos lo más barato posible.

Macri se quedó sin milanesas

El PRO está completamente desdibujado de la escena, literalmente según la imagen que compartió Javier Milei en la que se puede ver una grieta que separa a LLA del PJ, la UCR, el FIT y Unión por la Patria. Según trascendió, en su reunión con el bloque de senadores amarillos, Macri les dijo que defiendan la educación pública ya que es una bandera de su partido. Vaya giro. El tandilense busca demostrar una vez más que existe una identidad de derecha alterna a la libertaria, con peso y reivindicaciones propias y que merece su lugar. Al parecer, Mauricio se quedó sin milanesas ya que hace rato no lo invita a cenar el presidente. Otro motivo para sacar a flote a su agrupación.

Otra casta que se volvió amiga

Al principio del gobierno, se juzgaban los ataques vía Twitter de Milei como impulsivos, desmedidos, no premeditados. El correr del tiempo invita a suponer que se trata de misiles dirigidos con precisión. La CGT nunca fue el blanco de estos dardos prestidigitados por Santiago Caputo. Mayores esfuerzos se concentraron en deslegitimar a políticos y periodistas de “centro” como Martín Lousteau o María O’Donnell, por ejemplo. La última visita de la cúpula cegetista a la Rosada fue más que positiva para los sindicatos. Entre otras cosas, se frenó la reforma de Democracia Sindical que impulsaba el radical Martín Tetaz, otro alquilado por el trollcenter, ya que Caputo garantizó a los gremios que los diputados de LLA no iban a acompañar la iniciativa. La central sindical, tantas veces señalada como pasiva, fue la primera en enfrentar al Gobierno de forma directa con paros generales y movilizaciones. De hecho, un día después de la reunión, la CGT participó de la marcha universitaria. Pese a lo álgidos que fueron los enfrentamientos desde principios de daños, ninguno de los “gordos” cegetistas fue operado con investigaciones sobre sus fortunas o entrevistas inquisitivas, tampoco fueron escrachados en la vía pública. Distinta suerte corrieron los movimientos sociales, que si vivieron en carne propia la campaña de deslegitimación, que tuvo como objetivo la justificación de la quita de recursos.

El Gobierno encuentra en la figura de Santiago Caputo todo el pragmatismo que no se refleja en la excentricidad performática del presidente. Como si atacase con insultos y se defendiera con diálogo. Conoce del sacudón que supuso la victoria de un outsider para todos los políticos tradicionales y lo hace valer en las negociaciones que mantiene al mismo tiempo con todos.

¿Cristina ordena la interna del peronismo?

El enfrentamiento directo entre Cristina y Milei es de conveniencia mutua para ambas partes. No solo permite resaltar las bondades propias comparándolas con las del antagonista, también desdibuja al resto de los actores. El nuevo operativo clamor, que busca consagrar a Cristina Kirchner como presidenta del PJ, pacificó, un poco, el escenario de disputas intestinas entre Máximo y Axel. Pero Cristina no tiene allanado el camino hacia la presidencia. Ricardo Quintela levantó la mano y dijo que quiere competir contra ella. El gobernador riojano ha cultivado un perfil medianamente alto desde el año pasado, sembrando buenos vínculos con sus pares, incluso los opositores. De hecho, visitó Santa Fe y se reunió con Pullaro. También se ha encargado de tener participación en la prensa porteña. El buen diálogo entre Kicillof y Quintela siembra interrogantes sobre la definición que tomará Axel, históricamente alineado con Cristina, crítico de la gestión de Alberto Fernández cuando La Cámpora confrontaba abiertamente con el presidente, ahora manteniendo prudente distancia de sus otrora aliados. El gobernador se alejó del núcleo kirchnerista cuando pidió por “nuevas canciones”. El vuelto de los laderos de Cristina fue desmedido, con reproches duros de Wado de Pedro, Mayra Mendoza y Máximo Kirchner. Pese a la catarata de tweets clamando por Cristina presidenta (del PJ), Kicillof aún no se posicionó.

Kicillof enfrenta el dilema que supone elegir entre aceptar que Cristina ordene al peronismo institucionalmente, a diferencia de otros momentos en los que no ocupó ese lugar, o decidirse a desafiar a su mentora, en alianza con el peronismo no-K. El costo de despegarse probablemente sea la respuesta con forma de agresiones que el núcleo K le propinaría como lo hizo contra el albertismo, que ya es sabido cómo terminó. El riesgo de liderar al peronismo no-K es que es un conglomerado que, pese a que lo ha intentado, no ha logrado ser un fenómeno popular. También es reconocido por carecer de definiciones claras, o consensos, sobre los problemas que aquejan a la Argentina (modelo de desarrollo, inflación, ingresos).

El peronismo del interior atraviesa realidades muy diferentes según donde se encuentre. En Santa Fe o en Córdoba suele defender los intereses del campo, en el norte y en el sur están condicionados por la producción minera y petrolífera, respectivamente. Consensuar la agenda del interior, más ligada a la extracción de recursos primarios, con la del conurbano, solo por simplificar, encarnada en la defensa y promoción de la industria nacional, representa un desafío histórico. Ese acuerdo no pudo ser concretado en los gobiernos kirchneristas, en parte por la desconfianza de Cristina hacia los gobernadores.

Aunque a gran parte del peronismo no le interese continuar siendo conducidos por Cristina, hoy sigue siendo la dirigente más popular y con mejor imagen. Enfrentarla implica un riesgo alto, pero para eso no hay mejor momento que este en el cual todos los partidos se reacomodan internamente. También representa la oportunidad de separarse del kirchnerismo, de marcarle los errores y de afianzar una voz propia dentro del partido y de cara al resto del arco político.