Después de un período de estancamiento que duró varios meses, los cuatro radares fijos volvieron a estar en funcionamiento y están monitoreando la velocidad en varios tramos de la avenida Circunvalación. Esta reactivación fue posible gracias a un plan de fortalecimiento contra el vandalismo que incluyó la sustitución del cableado eléctrico aéreo por baterías subterráneas, con el fin de prevenir los frecuentes robos al equipo. Ahora, es importante estar atentos y respetar el límite de velocidad máximo de 100 kilómetros por hora a lo largo de los 28 kilómetros de esta vía de circunvalación.
Durante gran parte del año pasado, estos dispositivos estuvieron parcialmente inutilizados debido al robo sistemático de cables y componentes, lo que los dejó fuera de servicio poco después de su instalación. Sin embargo, tras cinco meses de inactividad, parece que todo ha vuelto a la normalidad.
Carlos Torres, director de la Agencia Provincial de Seguridad Vial, confirmó esta situación a La Capital, señalando que “los cuatro radares en Circunvalación están operativos nuevamente y ahora estamos trabajando junto a la Unión Transitoria (UT) responsable de la concesión en una estrategia de implementación de radares en toda la provincia”.
Aunque estos radares están en funcionamiento, la avenida, que está bajo jurisdicción nacional, sigue siendo un área problemática en algunos tramos. El crecimiento de malezas en los arcenes y las vías de servicio persiste, a pesar de los esfuerzos de la provincia por mejorar la visibilidad.
Esta vía semicircular, convertida en una autopista urbana mediante su ampliación y ensanche, es transitada diariamente por más de 100 mil vehículos, cifra que a menudo se incrementa con el tráfico de camiones provenientes del puente Rosario-Victoria, un importante eje del Mercosur. En esta época del año, muchos vehículos pesados la utilizan para llegar a los puertos cerealeros del cordón industrial.
Por lo tanto, es crucial restablecer el respeto por los límites de velocidad en esta carretera. Sin embargo, la impunidad ha sido un obstáculo importante. El robo era tan frecuente que incluso se había establecido una cadena de delincuentes que se encargaban de sustraer los cables entre postes en cuestión de minutos.
Para abordar este problema, la UT ha instalado gabinetes antivandálicos para proteger los equipos, además de implementar baterías de alta capacidad enterradas para eliminar el cableado aéreo. Esta medida ha permitido que los cuatro radares fijos vuelvan a estar operativos. “Esperemos que esta solución perdure”, expresó Torres con cautela. No es para menos, considerando que cada conjunto tecnológico, junto con las cámaras, tiene un valor individual de aproximadamente 20 mil dólares. Además, también se está trabajando en otros puntos de la avenida con la instalación de cuatro radares móviles que se ubican en diferentes lugares de la traza de manera rotativa.