Las últimas elecciones legislativas en la provincia y una serie de movimientos que vienen dándose especialmente en la oposición provincial y el oficialismo rosarino empiezan a marcar un poco el camino en la ciudad. Al parecer, como ocurrió hace 2 años con las elecciones a Gobernador e Intendente, hablamos de radicales y peronistas.
El peronismo tuvo en su última elección interna un respaldo popular a la gestión de Perotti, que si bien no le alcanzó para triunfar en las elecciones, si lo hizo para posicionar a dos figuras locales, la de Lewandowski por un lado y la de Cavatorta por el otro. Ambos con un gran caudal electoral, superaron sus propios números en la primaria, y en el 2022 los focos estarán puestos en sus movimientos para ver si uno de ellos se convierte en candidato a intendente de Rosario, o en el sucesor de Perotti. En este sentido, quien pareciera seguir en plena actividad desde el primer día de asunción como concejal es Lisandro Cavatorta, quien en campaña remarcó que “no venía a hacer paracaidismo” y tras los primeros días como edil, no quedan dudas de que la calle la sigue caminando.
Por el lado del radicalismo la cosa parece fácil, pero no tanto. Pablo Javkin logró torcer en 2019 la supremacía socialista dentro del Frente Progresista y abrió un camino para los radicales progresistas en la ciudad. Sin embargo, los resultados electorales del 2021 dejaron una sonrisa para los radicales que se encuentran dentro de Juntos por el Cambio, ya que fueron los grandes ganadores en la provincia de Santa Fe. Como en su momento el socialismo tuvo en Binner, Lifschitz, Bonfatti o Fein nombres fuertes y de reconocimiento para el electorado, hoy el radicalismo en un posible frente de frentes tiene la posibilidad de encolumnar a nombres como Losada, Javkin, Schmuck y Pullaro entre otros. Claro, que el 13 % conseguido por el socialismo en la interna del frente progresista sería un número importante para sumar dentro de ese frente de frentes para poder derrotar al peronismo… el problema es que para el socialismo, desde siempre el límite a la hora de armar un frente fue el PRO. Falta mucho tiempo todavía, pero a juzgar por los primeros movimientos, el Perottismo le brindó al peronismo sangre nueva con buenos réditos electorales y el radicalismo, que fue furgón de cola del Frente Progresista y del PRO, sueña esta vez con ser quien “dirija la batuta”. Por lo pronto, parece que el 2023 se define entre peronistas y radicales.