Finalmente pasó. El Gobierno de Milei obtuvo su primera victoria parlamentaria. El Senado aprobó la Ley Bases (modificada) y el Paquete fiscal, contando La Libertad Avanza con tan solo 7 senadores y 37 diputados, menos del 10% y 15% del total respectivamente. Toda una proeza. Un cambio radical para la estructura de la economía argentina, tal como lo planteó Milei en su campaña.
Las consecuencias de la implementación de ambos proyectos ya han sido alertadas largamente. Se inaugura en la Argentina un régimen de muchísimos incentivos y beneficios para los sectores concentrados de la economía con pocas o nulas garantías de impacto positivo en el resto de la sociedad.
Honestidad Brutal
No debería sorprender a nadie la aprobación de la Ley Bases. Sí, su contenido es inédito. Sí, nadie se había atrevido a tanto. Pero no incluye nada que Milei no haya anunciado durante su campaña y que la gente no haya apoyado con contundencia en la elección pasada. La voluntad de cambio se materializó en apoyo a Milei, muy a pesar del resto, incluso de algunos de sus propios votantes. La imagen del presidente no bajó significativamente después del DNU 70/23, motosierra y licuadora, la primera muestra ingrata del proyecto del país con el que sueñan los libertarios. De todos modos, nada es para siempre. El Gobierno celebra que la inflación se ubica en niveles más bajos de los esperados (4,2% en mayo) pero con una economía recesiva y aumentos de tarifas postergados. La reactivación económica, bajo la forma que sea, y la suba de los servicios, pueden revertir la tendencia.
La rosca de nunca acabar
A fuerza de rosca, la ley salió. No se puede decir que los honorables senadores de la nación esta vez no trabajaron hasta último momento. Crexell, representante por Neuquén, votó a favor y se va a París a ser embajadora en la UNESCO, vaa cobrar 24 millones de pesos mensuales, 6,5 veces más que el presidente. Kueider, senador entrerriano, también aprobó y se llevó la presidencia de la Comisión Mixta Salto Grande, otro cargo. Blanco, de la UCR, cambió de opinión y voto a favor. Rosca viene, casta va. Nada que no haya sucedido antes durante otros gobiernos.
El foco no debería apuntar a Milei con la clásica pregunta de “¿por qué acuerda con la casta si hasta hace poco la denunciaba?”. No. Bienvenido el pragmatismo para el Gobierno que, aún con su debilidad parlamentaria, logró su cometido. El interrogante debería ir en dirección de su contraparte en la negociación. ¿Cuánto más aguantarán estos comodines políticos, eternos oficialistas, garantes de la gobernabilidad, el sacudón que supone el triunfo de Milei? El año pasado, los provincialismos zafaron de la ola libertaria porque se desdoblaron las elecciones.
En 2025, con calendario unificado, veremos cuánto resisten la embestida.
Los protagonistas de la jornada
Quién tampoco pasó desapercibido fue Martín Lousteau. El economista fue señalado por la oposición ya que permitió al oficialismo lograr quorum. Con Quorum o no, la ley tarde o temprano iba a salir porque así lo dispuso el resto del Congreso. El representante porteño fue uno de los dos radicales que no acompañaron el proyecto. Aún en minoría dentro de la minoría (el resto del bloque de la UCR votó a favor), impulsó su propio dictamen, es decir, una alternativa al proyecto oficialista. Cosa que el peronismo, con sus 33 senadores, no hizo.
A esta altura no es clara la estrategia parlamentaria del bloque de Unión por la Patria. Sin la posibilidad de bloquear iniciativas del Gobierno, tampoco propulsa las propias. Está a solo 5 legisladores de los necesarios para aprobar una ley. Más allá de que sin la aprobación de dos tercios de la Cámara el presidente podría vetarla, es una oportunidad ideal para marcar agenda, tal como sucedió con la actualización de la fórmula jubilatoria en Diputados. La idea parece ser abroquelarse detrás del discurso vacío del Estado presente, aunque no se sepa bien para qué, haya fracasado su implementación reciente y la sociedad lo haya rechazado.
Mención especial para una actriz con protagonismo inesperado en la sesión maratónica comenzada el miércoles: Victoria Villarruel tuvo un rol protagónico tras desempatar sucesivas votaciones, facultada como autoridad de la Cámara. Tantas veces defensora de perpetradores del orden constitucional, esta vez lideró un proceso republicano. Ironías. La centralidad de la vice le permite a la vez, aflojar tensiones con Milei y su círculo y afianzar su importancia dentro del oficialismo. Senadores de todos los espacios destacan su vocación para el diálogo.
Lo que se salvó de la ley: Aerolíneas, Correo, Radio y Televisión no serán privatizadas (por ahora). Los trenes cayeron nuevamente en desgracia y al día siguiente de aprobarse la posibilidad de su venta, tal como sucedió en los años noventa, se declaró la emergencia del sector. Argentina es un giródromo.
Traidores a (Unión por) la patria
Los más señalados dentro del peronismo fueron el mencionado Kueider de Entre Ríos y Camau Espínola. Ambos obtuvieron sus bancas gracias a boletas del Frente de Todos, luego hicieron rancho aparte. Desde la militancia mas kirchnerista, por llamarla de alguna manera, se buscó alentar una suerte de “cultura de la cancelación política” con frases del tipo “el pueblo no se va a olvidar de su traición”. Malas noticias: muy a pesar de muchos, incluido este cronista, el pueblo sí los va a olvidar de la misma forma que olvidó a los menemistas que impulsaron la reforma del Estado durante la presidencia de Menem y luego apoyaron políticas radicalmente opuestas durante la “década ganada”.
Los senadores @EdgardoKueider y @espinolacamau son traidores a la patria y el pueblo se va a acordar. Entregaron la patria y le regalaron la victoria a la amiga de Videla a cambio de vaya uno a saber qué.
— Julia Mengolini (@juliamengo) June 13, 2024
Otro discurso que cobró impulso fue aquel, entre condescendiente y castigador, de que “la gente no sabe qué se está aprobando”. En efecto, la mayoría de la gente no lee proyectos de ley, pero entiende su participación política a través del voto y el apoyo a un Gobierno que, en este caso y no así en tantos otros, está cumpliendo con lo que prometió. También en eso consiste la representación.
Sigue la interna del FDT. Irresponsables.
Pero lo más lastimoso fue ver a los expresidentes, Alberto y Cristina, tirarse el fardo por las candidaturas de los senadores díscolos, quienes ingresaron por el Frente de Todos. A través de twitter, ambos se acusaron mutuamente de ser los responsables del desastre. Cristina incluyendo al género de los senadores en la ecuación como si de eso se tratase. “Si hubiese sido al revés (…) no estaríamos rogando para que no voten por la entrega del país”, fue el mensaje que retwitteó la ex vice. “Y si mi abuela tuviese ruedas sería una bicicleta”, podrían responderle. Los análisis políticos no pueden basarse en contrafácticos.
arrancaron los dos jinetes de la derrota a revolearse por la cabeza a los senadores de Santa Cruz vía twitter. Algún día los peronistas nos vamos a despertar. pic.twitter.com/JMMYoAyZu0
— santiago. (@santialvz12) June 13, 2024
El planteo se vuelve más insólito si revisamos de quiénes estamos hablando. Kueider asumió en ¡2019! Fue y es cercano al ex gobernador de Entre Ríos, Bordet, quién, si bien nunca fue del riñón de Cristina, siempre cooperó. Camau Espínola es un ex regatista que obtuvo ni más ni menos que 4 medallas olímpicas. Sus actuaciones destacadas en el ámbito deportivo le permitieron dar el salto a la política. Fue Secretario de Deportes durante el último gobierno kirchnerista (2014-2015). Ingresó al Senado en 2015 y renovó en ¡2021!, pese a haber coqueteado con el macrismo, alentado por Pichetto.
La desconexión con la situación crítica del país, del partido y de la oposición es absoluta. Máxime si se considera que ninguno de los dos esbozó una mínima denuncia a la violenta represión que se registró en las afueras del Congreso.
El peronismo anda desorientado y Cristina atenta contra quiénes tienen la brújula. Axel Kicillof, quién da señales de una nueva transversalidad, conversando y acordando con gobernadores radicales, recibe sus destratos por una interna con La Cámpora que nadie entiende. Esta mezquindad, esta agenda escueta y limitada a dos o tres nombres, que suelen no pasar de los problemas de gente con apellido Kirchner, espanta, no solo a los que ya se bajaron sino a los que todavía están adentro.
Al peronismo no solo le cuesta imponer agenda, ni siquiera tiene un plan para intentar hacerlo más allá de los márgenes nostálgicos de un supuesto pasado glorioso que la mayoría de la sociedad no ve como tal o lo encuentra lejano.
De todos modos, puede que la pasividad de la oposición termine siendo un capital. Durante el macrismo, CFK pudo canalizar gran parte del descontento con un timing espectacular. Reguló sus temas y apariciones para no saturar, tras el fracaso económico en 2018, y esto le rindió. La escena era diferente, el contraste entre una gestión y otra era evidente. Hoy, con la figura de Alberto reducida a cero, no hay con qué comparar el desastre que podría ocasionar el experimento libertario. Quien busque liderar, deberá alejarse del compromiso con la nostalgia, o al menos neutralizar a los nostálgicos, y comprometerse con el futuro.
