Se empezó a discutir un proyecto para crear un Programa de Conservación de Fachadas en el Concejo Municipal, buscando reducir el deterioro de los frentes de edificios antiguos y garantizar la seguridad en el espacio público. Presentado hace un mes luego de que el desprendimiento de materiales de un edificio dañara dos autos estacionados en San Luis al 500.
La propuesta presentado por la concejala Fernanda Gigliani, plantea la realización de un censo del estado de los frentes de inmuebles antiguos, empezando por el área central, y propone mecanismos mixtos para financiar los trabajos de reparación.
La iniciativa surge para atender la situación de las numerosas edificaciones antiguas que permanecen vacías, en mal estado de conservación y presentan riesgo de derrumbe, y se busca “lograr condiciones de mayor seguridad en el espacio público, particularmente en las veredas y calzadas, a partir de la reducción de los riesgos que representan las fachadas urbanas en estado de deterioro”.
Según explica la concejala, hay numerosos inmuebles “cuyo estado de deterioro representa un potencial peligro ante el posible derrumbe de paramentos o desprendimiento de estructuras o elementos de fachada”, mayormente concentrados en el casco histórico.
La Dirección de Defensa Civil municipal advirtió que en los primeros cuatro meses del año intervenieron en una centena de casos de desprendimientos de mampostería. En las viviendas antiguas, fuertes lluvias o tormentas pueden debilitar las fachadas aumentando estos incidentes.
En el proyecto de Gigliani se propone la realización de un relevamiento del estado de las fachadas urbanas en cualquier elemento que pueda desprenderse a través de un censo cada tres años en los diferentes sectores de la ciudad, y se realizarán convenios con la Universidad Nacional de Rosario para que participen alumnos avanzados de las facultades de Arquitectura o Ingeniería.
La legislación municipal responsabiliza a los dueños de inmueble de el mantenimiento del buen estado de las fachadas de los edificios, pero desde el proyecto se contempla apelar al Fondo de Preservación Urbanística y un programa de esfuerzo compartido entre los dueños de los edificios y el municipio. “En aquellos casos en que los propietarios de los inmuebles puedan probar fehacientemente la imposibilidad de afrontar los gastos correspondientes a los trabajos que sea necesario realizar, el municipio podrá destinar parte de los recursos del Fondo de Preservación Urbanística a subsidiar parcialmente los mismos o articular con el Banco Municipal una línea de créditos “blandos” para hacer frente a las erogaciones que demanden las tareas”, argumenta la iniciativa.