En Rosario, una práctica se volvió común entre los usuarios de Uber: uno de los pasajeros suele ocupar el asiento delantero junto al conductor. Esta costumbre tiene dos motivos principales. Primero, para evitar posibles sanciones de los controles de Tránsito, ya que la aplicación opera de manera no oficial. En segundo lugar, para proteger a los conductores de posibles agresiones por parte de taxistas, quienes, desde la llegada de Uber a la ciudad, han manifestado su descontento con la aplicación, en ocasiones de manera violenta. Sin embargo, esta segunda razón ha perdido relevancia recientemente.
Con el paso del tiempo, varios taxistas en Rosario han optado por dejar de resistirse a Uber y han comenzado a utilizar la plataforma para aumentar sus ingresos. En lugar de oponerse, ahora muchos de ellos han descargado la aplicación en sus teléfonos, creado un perfil y empezado a ofrecer viajes a través de Uber, además de continuar con sus servicios tradicionales.
En 2021, las autoridades detuvieron a dos conductores de Uber en Rosario, marcando el inicio de un período de conflicto. Desde antes de la llegada oficial de la aplicación a la ciudad, los taxistas se manifestaron en su contra, protestando frente a edificios públicos y expresando sus quejas en los medios. Sin embargo, actualmente, no es raro solicitar un Uber y que el vehículo que llega sea, en realidad, un taxi.
Según Horacio Yannotti, titular del Sindicato de Peones de Taxis, este cambio comenzó a notarse después de las elecciones presidenciales de 2023. “Hace unos 6 a 9 meses comenzó a suceder que algunos taxistas empezaron a usar Uber, lamentablemente”, comentó Yannotti, y añadió: “Es más por una cuestión de supervivencia que por elección”. Esto refleja que, a pesar de su resistencia inicial, varios taxistas han decidido adaptarse a las nuevas circunstancias y aprovechar las oportunidades que ofrece la plataforma para mantenerse a flote en un mercado cada vez más competitivo.
La regulación de la actividad, planteada ahora en el Concejo, permitiría también que otras aplicaciones como DiDi o InDrive, aterricen en la ciudad.