Miles de personas asistieron este martes a la Iglesia ubicada en Catamarca y Riccheri, en pleno corazón de Pichincha, para vivenciar la ceremonia brindada por Leda, la rosarina laica, creyente, a la que le adjudican poderes sanadores mediante la fe. Luego de la celebración, Leda dialogó con la prensa y aseguró que no tiene poderes especiales, sino que “Dios es el camino”.
“Yo no me defino, me define la gente y Jesús. Es él quien nos enseña a amar. Es el fruto del paso de Dios por esta comunidad”, dijo y envió un mensaje a la sociedad: “que le den una posibilidad a Dios. A veces luchamos por resolver los problemas y eso trae traumas y frustraciones. Cuando no den más, que le pidan a Dios que tome el control de la vida”.
Al referirse a su influencia en los creyentes, Leda aclaró que “eso no es lo importante, sino el encuentro personal con Dios, porque resuelve las incógnitas”.
Sobre los problemas que le comparten los fieles admitió que “yo no puedo solucionarlos. Sí sé dónde voy y quiénes me acompañan. Siempre entendí que Dios es el camino, la verdad y la vida y el que cambia la historia del hombre”.
Leda contó que vive en un lugar alejado de la ciudad de Rosario y reconoció que “eso me llevó a tener una vida más tranqui”.
Y concluyó: “Jesús está vivo, en medio nuestro. Hay que predisponerse a recibir la salvación. No es un mito, es parte de nuestra historia. Dios es inmensamente grande”.
La fila avanzaba por calle Catamarca, donde un señor de Buenos Aires precisó: “Vine especialmente para ver a Leda. Vinimos con la familia con la esperanza que nos ayude”.
Una señora también arribó desde la Capital Federal, y aseguró: “Vine porque la vi por televisión, y me conmovió mucho esta mujer que se comunica con el señor. Los voluntarios muy amables me acercaron una silla. Vengo a agradecer y a pedir a dios”.
Los que ingresaban primero al atardecer en la iglesia habían arribado muy temprano, algunos por la madrugada. Un señor aseguró: “Vine a pedir por mí y por mi familia, por algunas enfermedades. Llegamos como a las ocho y cuarto, y ya había media cuadra o un poco más”.
Una joven con niños destacó: “Vine con mi hijo y mi sobrino, para pedir sanación, porque los dos tienen problemas de salud. Es la segunda vez que venimos”.
Los voluntarios del grupo Soplo de Dios dieron a conocer al canal que esta ceremonia culminaría cerca de las seis de la mañana del martes, y no aseguraban que todos los asistentes lleguen a recibir las palabras de Leda, pero afirmaron que ese es el objetivo.