Los residentes de la intersección de las calles Avellaneda y Rueda, en la zona oeste de Rosario, están cansados de convivir con un basural que se ha vuelto un problema crónico. Según relatan los vecinos, la falta de espacios adecuados para depositar residuos ha convertido al contenedor del lugar en un punto crítico, donde se acumulan desechos de todo el barrio. Cuando el contenedor rebalsa, las bolsas de basura quedan apiladas a su alrededor, agravando la situación.
“Es imposible vivir así, esto ya no se soporta. El olor es insoportable y nos preocupa que surjan enfermedades”, señaló un vecino de la zona. Además, denunció que el problema no es exclusivo de esa esquina: “Si recorrés Avellaneda desde Circunvalación hasta 27 de Febrero, vas a ver la misma postal en casi todas las esquinas”.
El conflicto va más allá de la acumulación de basura y los malos olores. Según los residentes, la presencia constante de roedores y otros animales atraídos por los desechos representa un riesgo para la salud de las familias. Además, las bocas de tormenta suelen obstruirse con basura, lo que genera anegamientos durante las lluvias y provoca que el agua ingrese a las viviendas.
“Cuando llueve, el agua no tiene por dónde escurrir y termina inundándonos las casas. Esto no solo es un problema de higiene, también es un peligro para la infraestructura de la zona”, agregó otro residente, visiblemente preocupado por la situación.
Los vecinos también destacaron que la acumulación de basura se agrava por la presencia de personas que, en búsqueda de materiales reciclables, revuelven el contenedor y esparcen los desechos en la vía pública. Aunque comprenden la necesidad de quienes realizan esta actividad, insisten en la urgencia de encontrar una solución definitiva.
“Acá todos entendemos la situación social que estamos viviendo, pero no podemos seguir así. Necesitamos que el municipio intervenga. Nosotros como vecinos no tenemos las herramientas ni la posibilidad de resolverlo; para eso elegimos autoridades”, expresó un frentista, quien manifestó su descontento. “Nos sentimos abandonados, como si fuéramos ciudadanos de cuarta categoría”, concluyó.
Los habitantes de Avellaneda y Rueda exigen acciones concretas para revertir esta problemática que afecta su calidad de vida y la imagen del barrio. La solución, aseguran, debe incluir una mayor frecuencia en la recolección de residuos, el mantenimiento de los desagües y medidas que eviten que las esquinas de la ciudad se conviertan en basurales improvisados.