Gabriela vive en un edificio ubicado sobre Avenida Alberdi al 1000, entre Génova y José Ingenieros, en la zona norte de Rosario. Desde febrero, ella y otras 14 familias están atravesando una situación crítica: no tienen agua. Literalmente. No es un problema de baja presión, aclara, sino de ausencia total del suministro. Y a pesar de los reiterados reclamos, hasta ahora no han tenido ninguna respuesta concreta por parte de Aguas Santafesinas ni de las autoridades municipales.
“Hace dos o tres semanas ya que no sale ni una gota. Antes al menos teníamos algo de presión, pero ahora no hay nada. Al lado de mi casa hay un pasillo con una canilla y vamos ahí con baldes. Yo vivo en un primer piso y tengo que subir escaleras cargando agua para llenar la mochila del baño o tratar de lavar algo”, relata Gabriela con frustración. La situación afecta todas las rutinas básicas: no pueden cocinar, lavar ropa ni asearse con normalidad. “Tengo que ir a la casa de mis padres a bañarme y llevarles la ropa sucia para poder lavarla”, explica.
El problema no es nuevo. Según la vecina, hace dos años atravesaron una situación similar, también por falta de presión. En aquella ocasión, aunque demoraron meses en resolverlo, al menos hubo presencia de personal técnico. “Ahora ni siquiera vienen a revisar. Antes pasaban y nos decían que todo estaba bien, aunque no era cierto. Hoy ni siquiera eso”, denuncia.
Lo más indignante para los vecinos es que, pese a no tener agua, siguen recibiendo facturas mensuales de Aguas Santafesinas con montos de entre 10 mil y 15 mil pesos. “Pagamos como si tuviéramos un servicio normal, pero vivimos cargando baldes. Ya ni las plantas bajas tienen agua, esto es insostenible”, remarca.
La situación se volvió insostenible y, al día de hoy, los reclamos no han sido atendidos ni por la empresa proveedora ni por ninguna autoridad municipal o provincial. Mientras tanto, las familias afectadas continúan organizándose entre ellos para abastecerse como pueden, pero la paciencia se agota.
“Lo mínimo que pedimos es que vengan, que den la cara y que solucionen esto. No podemos seguir así”, concluyó Gabriela.