Los vecinos del barrio Refinería están en conflicto con un centro cultural instalado hace un año en el edificio donde funcionaba la Técnica 10, entre las calles Vélez Sarsfield y la cortada Cliveti. Según los residentes, el espacio genera ruidos molestos constantes debido a las actividades que allí se realizan, como la presentación de bandas musicales, y aseguran que el lugar no está adecuadamente insonorizado. A pesar de las denuncias presentadas ante la municipalidad y los organismos de Control y Convivencia, afirman que no obtuvieron una respuesta efectiva.
Eleonora López, una de las vecinas afectadas, manifestó en contacto con VersiónRosario frustración ante la falta de acción por parte de las autoridades. “Hemos hecho múltiples denuncias y algunas mediciones de sonido en nuestras casas, que resultaron en niveles por encima de lo permitido. Sin embargo, el centro sigue operando”, explicó. Además, destacó que las gestiones realizadas hasta el momento no han sido suficientes. “Control y Convivencia nos dice que es un problema del área de Cultura, que otorgó una habilitación incorrecta, ya que el lugar no está insonorizado como debería”, agregó.
López también comentó que, aunque los responsables del centro cultural han intentado reducir el impacto acústico, los esfuerzos no han sido efectivos. “Nos ofrecieron insonorizar mi habitación, pero los métodos eran caseros y poco útiles. Para acondicionar el galpón como corresponde, se necesita una inversión importante, pero ellos dicen que funcionan como cooperativa y no tienen los fondos”, indicó.
Los vecinos aseguran que, desde marzo del año pasado, han presentado entre 20 y 30 denuncias por los ruidos generados por las actividades del centro cultural. A pesar de estos reclamos, las autoridades aún no han tomado medidas para solucionar el problema. “Nos han mostrado una habilitación firmada por Federico Valentini, de Cultura, pero consideramos que el lugar no cumple con las normas necesarias”, concluyó López.
Por su parte, los responsables del centro cultural defendieron su funcionamiento y exhibieron el certificado de habilitación correspondiente. “El espacio está habilitado para actividades culturales con capacidad para hasta 300 personas. Tenemos una habilitación de clase A que incluye presentaciones en vivo de artistas, y cualquier ciudadano puede verificarla mediante el código QR en el documento”, afirmaron. Además, señalaron que en varias inspecciones realizadas por la municipalidad, no se detectaron irregularidades que justifiquen la clausura del lugar.
El conflicto entre los vecinos y el centro cultural continúa, con los residentes exigiendo que se cumplan las normativas y se insonorice el espacio para garantizar su derecho al descanso.